El problema para Morena-gobierno es que el mandatario de Sinaloa, Rubén Rocha, está incrustado en lo más profundo de la autodenominada 4T.
Las denuncias de la oposición sobre la intervención del narco en las elecciones fueron aplastadas por el Movimiento de Regeneración Nacional. López Obrador viajó en múltiples ocasiones a ese estado, se tomó la foto con Quirino Ordaz e impulsó al sucesor.
El 25 de julio de 2024, el líder del cártel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada, fue capturado y trasladado a Estados Unidos junto con Joaquín Guzmán, hijo de El Chapo. En agosto, el capo difundió una carta donde señaló que fue traicionado por El Chapito y, además, mencionó a Rubén Rocha.
En todo momento, Andrés Manuel cobijó al gobernador morenista. Justo el día de la difusión del texto se encontraban en Culiacán, inaugurando un hospital del IMSS-Bienestar. “No tenemos complicidad con nadie”, aseguró Rocha. En el presídium, con AMLO incluido, le aplaudieron.
A seis meses de la aprehensión de Zambada y a casi cinco meses del inicio de la narcoguerra entre La Mayiza y La Chapiza, la sociedad rompió el silencio.
Ante los horrores cometidos por el crimen —y los pequeños y cínicos discursos del oficialismo—, adultos, jóvenes, adolescentes, niños y niñas salieron a las calles de Culiacán. Los comandos de camionetas con hombres armados, las avanzadas militares, el humo de las balas y los incendios fueron callados por unas horas. En su lugar, se escucharon los pasos, los llantos, los cánticos y las consignas de miles de personas.
Perdieron el miedo y pidieron la paz. “¡Fuera Rocha!”, retumbó.
Ayer, Rocha respondió que es el pueblo quien quita, “pero es el pueblo, no alguien que grita”.
Eso se atrevió a decir en un país donde las familias ya no saben dónde ahogar tanto grito de dolor. En un lugar donde se desborda la tristeza, la desesperanza y el hartazgo frente al cúmulo de desapariciones, torturas, asesinatos, descuartizamientos… ante las pérdidas, ante la ausencia, ante la falta de humanidad.
En la manifestación, entre la ola de asistentes vestidos de blanco impactó una imagen. En ella se ve a una mujer cargando en su espalda una cartulina donde se lee: “Para sacar a los delincuentes de las calles, primero hay que sacarlos del gobierno”.
Aquí entre nos
Los retos son mayúsculos para la presidenta Sheinbaum. Pero también las oportunidades.