En la anterior contribución proponía a los amables lectores una reflexión personal sobre el sentido y descripción de las acciones que considero fundamentales para la convivencia humana, referente a la decencia. Creo, como millones de mexicanos, en los valores primarios que nos dan tranquilidad, nos permiten comunicarnos y relacionarnos con respeto, cordialidad, y empatía, en esos valores fuimos formados, y con ellos, contribuimos a la educación de nuestros hijos. Creemos, porque así nos sentimos más seguros, que todos a nuestro alrededor piensan y actúan de la misma forma, con las mismas intenciones, siempre pensando en el bien común. El enojo que tenemos al presenciar un acto de prepotencia o de injusticia, o ser compasivo con el vulnerable, nos hace sentirnos solidarios.
En la responsabilidad de actuar en alguna actividad productiva, ya sea en el ámbito público o privado, el realizarla con responsabilidad y decencia nos hace sentir que hicimos las cosas correctamente. Lo anterior, describe que habemos quienes tenemos una batería inagotable de valores, los cuales son el referente de actuación en nuestra vida. Esta reflexión me lleva a pensar en el título de esta colaboración, referente al humanismo, expresión intelectual que surgió en su primera etapa en Grecia, y posteriormente en Italia, como un movimiento cultural que puso al ser humano en el centro, preponderando su capacidad de razonamiento y aprendizaje. No fue casual que este pensamiento diera origen al Renacimiento, expresado en diversas manifestaciones del ser humano.
Independientemente de los referentes históricos de esta filosofía, el humanismo lo asociamos con formas o emociones que lindan con doctrinas religiosas, o acciones hacía el otro, que propician o subliman lo mejor de las personas. Decimos que “tuvo un acto de humanidad” cuando alguien dio algo de sí al vulnerable, preponderando lo bueno frente a lo malo. Así de simple. Luego entonces, coincidimos en que lo humano se expresa con los valores fundamentales de libertad, dignidad y tolerancia, que nos llevan al respeto por el otro, esencialmente a la defensa de la justicia.
Esto es lo que pienso sobre el humanismo. Veo a mi alrededor y cruzo mi mirada con otras personas, escucho la conversación que me comparten, camino por la calle, y confirmo que sí existe, hasta en los más mínimos detalles de lo cotidiano, por ejemplo, cuando un conductor cede el paso a un peatón. Y me pregunto ¿será la misma mirada en otros lados, en otros ojos?