Uno de los más polémicos personajes de la iglesia católica y de la vida pública de Jalisco es, sin duda, el cardenal y arzobispo emérito Juan Sandoval Íñiguez, quien en este mes de octubre cumplirá 68 años de haberse ordenado sacerdote.
A lo largo de su trayectoria no han conseguido que guarde silencio, aunque esto le provocara innumerables dolores de cabeza, acusaciones de narcotráfico, amenazas y denuncias electorales por sus declaraciones que propiciaron en su momento anular la elección en Tlaquepaque.
Ahora que han caído los falsos muros de divinidad que sostenían a la iglesia de la Luz del Mundo, comienzan a fluir versiones que terminan por desgarrar los últimos ropajes que cubrían a quienes se autonombraban “siervos de Dios”.
Tras los procesos penales que vergonzosamente ocurrieron en Estados Unidos pese a que por décadas hubo denuncias calladas, sometidas y escondidas por el poder político y económico tejido por esta organización criminal en México, hoy cobran relevancia aquellas voces que advertían sobre la iglesia, como la del propio Juan Sandoval.
En su momento, el arzobispo emérito señaló al ex presidente Plutarco Elías Calles como el artífice de su creación en el marco de la persecución que vivía el catolicismo por parte del gobierno federal.
En el libro “Credo”, editado en 2013, del periodista argentino Andrés Beltramo, cuenta en una entrevista que, en un intento por dividir a los católicos, Calles fundó en Guadalajara la “Iglesia de la Luz del Mundo”, encabezada por un soldado de la revolución (sic) llamado Eusebio Joaquín, que más tarde cambió su nombre por el de Aarón Joaquín, a quien le dieron unos terrenos al oriente de la ciudad para que diera casa a los que se adhirieran al movimiento.
Asegura que es un emporio económico construido gracias al diezmo bíblico que se cobra cada 15 días y también a ayudas internacionales. Dice que son menos adeptos que los que realmente presumen y lanzaba la advertencia que esa iglesia, como es un asunto familiar, “no va a durar mucho sin que se divida”.
Señala que en Guadalajara no crece mucho y revela que “hemos creado, alrededor de la Hermosa Provincia varias parroquias que están llenas de fieles”. Doce años después, los vaticinios del cardenal se han cumplido, aunque por caminos sinuosos distintos. Aunque no hubo divisiones, desde la designación de Naasón Joaquín García como el sucesor de Samuel Joaquín, muy pronto se conocieron historias de abusos, como sucedió con el padre y su abuelo.
Condenado a 16 años de prisión y pendientes otros cargos que incluyen tráfico sexual y conspiración de crimen organizado, Naasón Joaquín García podría ser condenado a cadena perpetua; pero mientras esto sucede su organización sigue adelante sin contar ya con el siervo de Dios de quien consideran es blanco de una infamia.
Otro dolor de cabeza ocurrió, por supuesto, con el caso de Juan Jesús Posadas Ocampo, el que considera un crimen de estado. En el libro de sus memorias, de 2016, cuenta que acudió a una comida de obispos en la Secretaría de Gobernación con su titular Jorge Carpizo. Ahí, el Nuncio Apostólico Girolamo Prigione, le pidió que contara lo que sabía del asesinato.
Y Sandoval dice que se le vino el mundo encima, pues narró cómo fue el ataque directo contra Posadas y que luego desataron una balacera para amedrentar a la gente y simular una lucha entre cárteles.
Cuenta que Carpizo se puso furioso, “me gritó y amenazó con meterme a la cárcel si seguía metiéndome en lo que no me importaba”. Señala que siguió sosegadamente sentado y solo le respondió: “Está bien, pero no me grite, estamos comiendo”.
Con 92 años, Juan Sandoval, con una salud mermada después de una cirugía donde le cortaron parte del intestino debido a “un envenenamiento” (me contó en una entrevista), tiene su propia página en Facebook y cada semana publica un video sobre pasajes religiosos, con algunos buscapiés contra fieles católicos y los que se dejen.
Según la página, tiene 35 mil seguidores y, fiel a su estilo, no sigue a nadie.
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