La continua búsqueda por la perfección humana, o al menos de su entorno, ha llevado a nuevas preguntas existenciales; por ejemplo, la despersonalización ocasionada por el internet o las redes sociales. Pero, qué pasa con aspectos como la “clase” y el “buen gusto”, donde un enlistado nos conducía al comportamiento protocolizado ante la “alta sociedad”, o, por ejemplo, el cómo actuar en una cena importante, así como el orden de los cubiertos y para qué sirven, los modos y costumbres con respecto al uso de servilletas, utensilios y tiempos, etcétera. Todo esto nos conduce a una pregunta, que al parecer todo mundo tiene una idea, pero varía entre sí.
Para usted ¿qué es gourmet? Podemos caminar por la calles de cualquier ciudad, los pasillos de algún supermercado, observar entre los revisteros de cafeterías, puestos de periódicos y estanterías, logrando así, ver anuncios, productos, revistas, establecimientos, etcétera, dedicados a productos “gourmet”, Pero en sí, ¿qué son? o ¿cuáles son sus características? El único dato que nos han proporcionado es que son lo mejor de la cocina, la mejor calidad y en algunos casos de origen extranjero. Al llegar a un restaurante con un “menú internacional” entre los platillos a ofrecer tenemos los etiquetados como “light”, “desayunos”, “comidas”, “antojitos mexicanos”, “internacional”, “aves, res y cerdo”, “postres”, “cenas”, entre otros. Sin embargo, desde hace tiempo se suma la etiqueta que dice “platillo gourmet” o solamente “gourmet”. En primera instancia estos platillos tienen nombres opulentos, sus ingredientes son poco comunes al igual que sus combinaciones, y de los precios ni hablamos. Teniendo como punto de referencia estos últimos datos, pudiera ser fácil el confundir entre lo gourmet y lo exótico. Como ya ha sido mencionado en este espacio, lo exótico es tan relativo como el vaso medio lleno y medio vacío, pues depende del lugar donde se presente.
Luego entonces la falta de una definición concreta del término culinario “gourmet” nos conlleva a cometer este tipo de anarquías al grado subestimar platillos, en ocasiones autóctonos, por aquellos que se consideran superiores, donde, en ocasiones, su exotismo los coloca en posiciones, creemos, inadecuadas.
En la actualidad la sociedad se ha visto bombardeada por la ola de productos tipo “gourmet”, “orgánicos”, “bajos en colesterol”, “light”, etcétera, con una maquinaria publicitaria de grandes dimensiones y sin verificar si en verdad lo que estamos consumiendo es lo que deseamos, o nos agrada. Al parecer, su consumo o preferencia, se puede entender como un acto de pertenencia a un grupo o estrato social, donde se adquiere sin anteponer juicio propio, el cual se puede ver resumido en frases como “mono ve, mono imita”.