Cultura

De comales, ollas y comida

Las tardes provocan en Verónica una sensación nostálgica, aún puede percibir los olores que emanaban del jardín, frente a sus ojos aparecen aquellos recuerdos de una tarde oscura, viendo la lluvia por la ventana y, a menos de que los relámpagos ocasionaran un corto de energía, el poder escuchar los discos de vinilo propiedad de su madre y sus tíos. De entre todas estas piezas musicales aparece la tonada de una que escenificaba una cocina, donde los trastes tomaban conciencia y voz, dando por resultado una escena chusca. Algo de un comal y una olla.

En tiempos pasados abordamos el tema del cancionero mexicano y su correlación con los alimentos, que para la cultura nacional es muy fácil realizar analogías, juegos de palabras y hasta frases populares. En esta ocasión tomaremos una canción clave de muchas infancias, acompañada de uno de los mejores y más versátiles compositores mexicanos, la pieza musical lleva por título El comal y la olla, y su compositor es Francisco Gabilondo Soler.

Para fines analíticos, la letra de dicha canción puede ser interpretada en sus referencias en cocina y en su lírica, donde, en el segundo aspecto, múltiples fuentes coinciden en que su letra refleja la actitud humana de los mexicanos de mediados del siglo XX, con una forma de expresión propia de los habitantes de clases bajas o aquellos grupos provincianos que se asentaron en la ciudad de México, con expresiones como: peladote, majadero, asté, arrempuje, vaya vaya, niánimas, fuchi, rascuache, julla o ¡puras habas!.

Y en cuanto a la referencias en cocina encontramos no solo elementos utilizados en la actualidad, sino aquellos que han cambiado de nombre o comienzan a desaparecer en el lenguaje culinario. El primero que abordaremos será la relación de las ollas de barro y los frijoles. Hoy en día el consumo de estas legumbres puede estar limitada como aderezo, de forma refrita y para untar, algunas cocinas económicas aún ofertan frijoles en caldo, aunque en su versión “güera” o también conocidos como bayos. Como segundo punto, el uso de brasero para la preparación de alimentos también es un elemento en extinción, condicionado para algunas poblaciones alejadas de las ciudades, aunque retomado para las carnes asadas de fin de semana. Es gracias al brasero que llegamos al tercer aspecto, el tizne, el cual se define como el humo que se adhiere a las ollas, sartenes o comales que se colocan a fuego directo, y que era común que ensuciaran las manos de las cocineras como todo aquel lugar donde se recargase. Finalmente trastocaremos la sopa de quelites, el cual fue un referente para dicha época, pues los quelites fueron considerados, desde el periodo novohispano, como alimentos poco provechosos y dignos de indígenas y mestizos, pero que hoy en día han retomado su importancia nutrimental.


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Benjamín Ramírez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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