Política

Canto a mi tierra querida

  • Columna de Ángel Aguirre Rivero
  • Canto a mi tierra querida
  • Ángel Aguirre Rivero

“Quiero cantarte costa esta chilena tan bravía, echar mi voz al viento con gran algarabía”.

La chilena es un género musical tradicional que se encuentra en las costas de Guerrero y Oaxaca, regiones que poseen una rica tradición musical.

“Decirte versos llenos de fanfarronería, meterme en el bullicio de tu mayordomía”. “Deja perderme costa en el mar de tus tradiciones”.

Son cantos vivenciales, con la narrativa de la costa: historias locales, mitos y leyendas, sones cadenciosos que invitan a la evocación y hacen reverencia a la forma en que se ama en la región: con gran intensidad.

Este género ha sido transmitido de generación en generación, así se preservan de nuestras raíces.

La chilena desempeña un papel importante en la cultura musical de ambas costas, se nutre y a la vez moldea nuestra identidad y consolida nuestro sentido de pertenencia.

“Quiero llevarte costa en el sabor de tus antojos, comer tu yerba mora que en el monte recojo”.

Se caracteriza por el uso de instrumentos tradicionales como el contrabajo, requinto y la guitarra. Esta instrumentación única contribuye a la huella sonora de la chilena.

Si uno las escucha fuera del terruño, se agudiza la nostalgia, la evocación se impone, la tierra llama.

“Comer tamales dulces, también en mole rojo, tomar el pan de vida que con atole mojo. Quiero perderme costa en el sabor de tus antojos”.

Canto a mi Tierra (https://www.youtube.com/watch?v=ypJ0n6EKIgM) es sin duda una de sus más hermosas interpretaciones, que hace vibrar a quienes tuvimos el privilegio de haber nacido en esta bendita región: tierra que es mi región, tierra que inspiras las notas bellas de mi canción.

Sus autores son Baltazar Velasco y Los Chileneros, y son los herederos de la chilena guerrerense-oaxaqueña, sus composiciones y sus acordes son tan exquisitos, que hacen posible que nuestra música por excelencia perdure por muchos años en nuestra Costa Chica guerrerense-oaxaqueña.

Hoy lamento que mi querido amigo Baltazar Velasco y sus hijos hayan decidido irse a vivir a Tamaulipas, pero estoy cierto que desde allá seguirán impulsando nuestra música regional.

Del anecdotario

Le llamaban El Trovador de la Sierra, tenía grandes dotes de poeta, pocos sabían declamar tan bien los poemas de Rubén Mora Gutiérrez como lo hacia él, cuando concluía su participación en los camiones a los que se subía en Chilpancingo arengaba:

—Queridos amigos, ahora viene la cooperación para la revolución de las tripas.

Y había que cooperar con este personaje tan singular del viejo Chilpancingo.

Nos hicimos buenos amigos, yo fungía como secretario particular del gobernador, y tiro por viaje, llegaba hasta mi oficina:

—Oye Aguirre, regálame para un sombrero nuevo o unos botines.

Y pues la verdad me caía muy bien. Eso sí, siempre andaba “bien jarra”.

Era atrevido, en alguna ocasión, afuera del viejo Palacio de Gobierno se puso a gritar:

—¡Que chingue a su madre el gobernador!, ¡que chingue a su madre el gobernador!

Al ver la escena, pretendieron detenerlo y cuestionó:

—¿por qué me detienen?

—Porque le está usted mentando la madre al gobernador.

—Pero no al de Guerrero… ¡que chingue a su madre el gobernador de Tlaxcala!

Y pues ya no lo detuvieron.

Cómo te extrañamos Trovador de la Sierra.

La vida es así…


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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