Según el Director de Salud Ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública, hay 48 mil muertes asociadas a la contaminación del aire en nuestro país; según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo, se presentan 4.2 millones de decesos al año por la misma causa. Es un hecho que la generación de electricidad contamina, ocupa el segundo lugar de emisiones después del sector de transporte y se prevé una mayor demanda en México para los próximos años a una tasa anual del 3%.
La preocupación de los diferentes sectores de la sociedad por los efectos adversos de la contaminación del aire, ha puesto en marcha una diversidad de mecanismos a nivel global para garantizar el servicio minimizando daños, entre los cuales destaco el uso de fuentes locales de energía renovable.
Es en este punto donde toma importancia la generación distribuida de electricidad con paneles solares fotovoltaicos; sobre todo en estos tiempos, porque el mundo ya cambió y servicios como la electricidad, los damos por sentados.
México tiene en promedio, una radiación solar diaria por encima de la media mundial, lo que le permite aprovechar los rayos del sol para la generación de energía eléctrica renovable. En términos generales, la generación distribuida son pequeñas centrales eléctricas con generación menor a 0.5 MW, que no requieren permiso para generar electricidad.
Tiene varias ventajas: la reducción de pérdidas en la red, funciona en lugares remotos, es amigable con el medio ambiente y además, resulta en una reducción de la tarifa eléctrica de hasta un 80%. Un mecanismo que involucra al gobierno y que ha probado ser exitoso para incrementar la generación distribuida, es el referente al financiamiento gubernamental dirigido a sectores de la sociedad bien definidos, por ejemplo, en la adquisición de paneles solares.
Bajo este supuesto, el Estado sustituye (gradualmente) una parte del monto de los subsidios a las tarifas eléctricas -que se destinan vía el Presupuesto de Egresos de la Federación-, por créditos para adquirir paneles y generar energía limpia insitu.
Dificulta la transición energética en México el que se aprobaran cerca de 70 mil millones de pesos en subsidios a tarifas eléctricas provenientes de fuentes fósiles para el 2020 (si, esa electricidad que genera gases contaminantes además es cara por lo que se le aplican subsidios); ¡casi el triple de los 25 mil millones de pesos aprobados al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología! La administración del presupuesto público tiene que transitar al ritmo de transformación acelerada que acaece en el mundo y en la medida de lo posible, hacia el desarrollo sustentable y la eficiencia energética.
El Gobierno Federal debe crear nuevas estructuras, migrar de sistemas antiguos a procesos innovadores. Es irónico que los índices de contaminación a nivel mundial hayan decrecido en las últimas semanas, no por iniciativas gubernamentales como la anteriormente descrita, sino por una causa de fuerza mayor: el coronavirus.
Parece ser que el universo tiene sus propias leyes para revertir la manera insostenible en la que vivimos… para equilibrarla producción y el consumo desmedido, el crecimiento económico y la sustentabilidad, las relaciones interpersonales virtuales y el espacio familiar. Así, el universo nos aplicó un freno obligado, ojalá suficiente para asumir la responsabilidad de formar parte del cambio colectivo que al planeta tierra le apremia.