Política

La generación Barbie

  • Columna de Alberto Isaac Mendoza Torres
  • La generación Barbie
  • Alberto Isaac Mendoza Torres

Mored
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No hemos sido lo suficientemente humildes para reconocer el gran aporte que al moldeado de la psicología ha logrado Barbie, sí, la muñeca y todo el concepto que en trono a la venta de este juguete se creó, se ha mantenido y transformado a lo largo de casi siete décadas.

Cierto, se recurre muchas veces a ella para cuestionar ciertos estándares de belleza, comportamiento, relaciones, apariencia, pero se hacen con tanto ruido que nos impide escuchar lo que Barbie está diciendo y la sociedad está haciendo.

La frase que acompaña a esta muñeca que ha trascendido de la economía del juego a los demás ecosistemas sociales, culturales y económicos, es hoy por hoy la guía de la sociedad: “tú puedes ser lo que quieras ser”.

Bajo este designio, la rubia de pechos que escandalizaban y mirada por encima del hombro -mirada que quizá ofendía más que sus pechos, porque denotaba altivez- ha logrado ser ingeniera, futbolista, diseñadora, doctora, chef, astronauta, pediatra, científica, presidenta, y hasta mamá, sí, con A.

El moldeado que ha impuesto incluso abarca a los hombres, ha definido en gran parte a las nuevas masculinidades, para emplear las palabras con las que hoy se designan nuevos comportamientos. También ellos, los hombres, pueden ser lo que quieran ser, siempre y cuando sean accesorios, tal y como ocurre con Ken, quien ni siquiera tiene el estatuto de juguete.

La filosofía Barbie, como incluso la define Ruth Handler, creadora de la muñeca, alcanza a todos por igual, hayan o no compartido sus sueños con Mattel. El mandato “tú puedes ser lo que quieras ser” resuena en las mentes de millones de personas. Y no tendría mayor trascendencia, sino como siempre ocurre con las cosas de la psique, por los efectos que esto causa.

Olvídense de las generaciones X, Z, Millennial, Z, Alpha, o como las quieran llamar para responder a la estridencia del consumismo pautado por la marca de la manzanita mordida, en realidad todas esas se engloban en una sola generación, la generación Barbie.

Ser lo que se quiera, contraviene la maravillosa apuesta del poeta griego Píndaro: “que llegues a ser quien eres”. Ser lo que se quiera ser nos habla de una mera representación, muchas veces vacía, en donde no hay responsabilidad subjetiva. Es una mera imagen, que puede ser fascinante, sí, seductora, sí, atrayente sí, pero no deja de ser imagen. No hay sustancia.

Por eso en muchas consultas se escucha una suerte de hastío por la des-ilusión, es decir la pérdida de esa ilusión, de esa imagen justo en el momento en el que se alcanzó. Muchas veces cuando la persona llega a “ser” lo que quiere ser es cuando más insatisfecha se encuentra, porque se ha dado cuenta que ha perseguido una quimera, correteó la laguna en el desierto pensando que le saciaría la sed.

Es entonces cuando cobra relevancia la máxima de Píndaro “que llegues a ser quien eres”, que implícitamente lleva un ojalá al inicio de la frase, pues no es un camino sencillo descubrir quien se es. Más fácil es crear una imagen que enfrentarse a un deseo y sostenerlo.

Así, muchas veces se llega a la consulta con la idea de reforzar la imagen, de que se les ayude a ser quien quieren ser, las psi en el deporte, los negocios o la misma escuela, parten de ese supuesto, que es mejor ayudar a la gente a ser quien quiera ser, que acompañarles en el camino de descubrir quienes son para ser eso en plenitud.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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