Cada 15 días, un pequeño apartamento en el Centro Histórico de Puebla se convierte en una iglesia en la que convergen símbolos como crucifijos y una bandera arcoíris; se trata del único centro religioso que arropa a la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) en el estado.
"Dios no discrimina y nosotros tampoco", es la filosofía principal de esta iglesia cristiana protestante, en la que los asistentes adoptaron como himno la canción 'A quién le importa', de Alaska y Dinarama.

La iglesia no busca ser una nueva religión sino un lugar en el que todas las doctrinas converjan, pero sobre todo, un espacio seguro en el que sus integrantes puedan expresar libremente su espiritualidad, sin ser rechazados ni marginados.
En el altar principal de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana Puebla Libres por Amor hay una mesa larga con una bandera LGBT y un mantel blanco donde lucen artículos de la liturgia como cruces y veladoras.
"Desde que la encontré me ha abierto la posibilidad de regresar a la iglesia, de seguir creyendo en Dios; de reconectar con lo divino. Es algo que había perdido porque a veces te sientes muy excluido en las iglesias tradicionales; este espacio me llenó de amor, me lleno de una nueva familia, de amigos", dice a Notivox Ever Tomé, uno de los feligreses.

Fundada en 1968 en Estados Unidos y con presencia en al menos una decena de países, la Iglesia de la Comunidad Metropolitana abraza a personas de diferentes orígenes y realidades, incluyendo padres, madres y amistades de personas LGBT, misión que inició hace nueve años en Puebla.
"Lo difícil ha sido el poder recibir a gente que viene muy lastimada de sus iglesias. Vienen sintiéndose excluidos, discriminados, violentados de lugares que se han atrevido incluso a someter a las personas a terapias, a las mal llamadas terapias reparativas. Hay personas que llegan con mucho sufrimiento y vienen buscando seguridad, esperanza, un lugar seguro dónde no se les pretenda cambiar, dónde no se les pretenda corregir, porque no hay nada que curar" aseguró el pastor Enrique Zenteno a MILENIO.
Y es que "en la iglesia tradicional los discursos son muy disfrazados de odio, le tiran mucho a la gente que pertenecemos a la comunidad y pues poco a poco va haciendo que te vayas alejando", relata Ever, mientras se persigna al llegar de la mano de Edgar, su esposo desde hace cuatro años.
Agrega que, dicha discriminación "duele porque tú crees, y a veces también te crees lo que te dicen, empiezas a dudar, si Dios te quiere, si Dios te ama".
¿Cómo es la congregación de la iglesia cristiana?
Como en cualquier otra iglesia, aquí también se canta, se reza y se escucha la palabra de Dios a través de pasajes bíblicos.

“Vamos combinando, alabanzas, alabanzas cristinas, música espiritual, en algunos casos música católica que la gente pide y le gusta con canciones seculares porque en la música secular también hay cosas muy valiosas que pueden ayudar justamente a redondear algún mensaje, un tema… llevamos servicios temáticos a lo largo del año, por ejemplo, servicios en el mes de marzo, que son hechos por mujeres y que son dirigidos para mujeres también entonces ahí utilizamos música secular temática de artistas feministas”, cuenta el pastor.
Además, aquí los integrantes de ICM Libres por Amor también comulgan.
“Al terminar la cena, toma la copa con el fruto de la vid, el vino, y de igual forma bendiciendo y dando gracias se los comparte diciendo, 'beban porque esta es mi sangre, sangre con la que hacemos un nuevo pacto de amor y de unidad y de inclusión, hagan esto en mi recuerdo'”, se le ve decir al pastor como parte del rito eucarístico, mientras sostiene un cáliz.
Jesús nunca discriminó y siempre abrió las puertas para todos
En esta ocasión son Edgar y Ever quienes, como matrimonio, reparten la comunión a las casi 30 personas que llegaron al servicio religioso.
"La iglesia católica no tiene derecho reservado sobre nada; ni sobre Cristo ni sobre Jesús ni sobre cosas como la comunión, porque esos son elementos que las iglesias cristinas traen desde un principio, no tendría por qué ser pecado el que como personas cristianas y creyentes ejerzamos nuestro derecho a reunirnos y a incluir algunos ritos de este tipo", afirma a MILENIO el pastor Enrique al término de la misa.
Actualmente, la Iglesia de la Comunidad Metropolitana tiene presencia en Chihuahua, Nuevo León, Jalisco, Querétaro, Tamaulipas, Aguascalientes, Ciudad de México y Puebla.
"Jesús nunca discriminó y que él siempre abrió las puertas para todos, entonces es lo que encontramos en esta iglesia, y aquellas personas que piensan que esto es un pecado o que estamos haciendo algo incorrecto, necesitan acercarse más a Dios para entender que Dios acepta a todos y todos cabemos en su mesa", dice a decididamente a MILENIO, Héctor Manilla, otro integrante de ICM.

La iglesia que desafía los moldes tradicionales de Puebla
Tras el servicio religioso, los integrantes conviven entre música, comida, aguas frescas y postres que cada uno lleva para, como una gran familia compartir los alimentos entre todos.
Así, la Iglesia de la Comunidad Metropolitana Libres por Amor desafía los moldes tradicionales en Puebla al ofrecer un espacio donde la espiritualidad y la diversidad convergen sin prejuicios.
Con una bandera arcoíris ondeando junto al altar, la liturgia se vive con libertad, amor y esperanza, recordando que la fe no debe ser un privilegio exclusivo, sino un derecho compartido.
Ever, Edgar, Héctor y Enrique son solo algunos de los testimonios de las decenas de historias de personas LGBT que dejan claro que no hay nada qué 'curar' al lograr un reencuentro con lo divino y una reconciliación con su espiritualidad, lejos de los discursos de odio disfrazados de doctrina pues en esta iglesia, la comunión no es solo un rito, sino un acto de afirmación y pertenencia, uno en donde en la 'mesa de Dios', todos caben, sin excepción.
AAC