En Guanajuato se encuentran muchos sitios misteriosos que albergan historias inexplicables o atemorizantes, las cuales han permanecido en la memoria de las personas desde hace años. Un ejemplo de ello es la Casa de la Tía Aura, un lugar donde ocurrían y, se dice, continúan ocurriendo sucesos paranormales.
Ubicada en el Barrio de la Presa #62, de la ciudad de Guanajuato; la Casa de la Tía Aura pasó de ser un lugar que ahuyentaba a los lugareños debido a los terribles sucesos que ocurrieron en su interior, a convertirse en un museo que ha logrado atraer a cientos de turistas. Pero, ¿qué fue lo que pasó ahí?
La historia de la Casa de la Tía Aura
Se dice que esta casa data del año de 1805, pero fue hasta el año de 1840 cuando una mujer adinerada proveniente de España comenzó a habitarla.
Rápidamente dicha mujer fue aceptada por los lugareños debido a su nobleza; sin embargo, poco después de su muerte la desgracia cayó en el lugar.
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A causa de ello, se cuenta que su hija, quien estaba embarazada de un hijo no deseado, fue lapidada por su propio padre en el sótano de la casa, esto a fin de evitar que su familia fuera juzgada por la sociedad; mientras que otra de sus hijas fue asesinada por su esposo cuendo éste se enteró de que ella era la única heredera del lugar.
Como resultado de estos terribles hechos, se dice que la casa nunca pudo ser vendida o rentada, y que en su interior deambula constantemente una mujer con ropa de época, quien probablemente es el espíritu de la Tía Aura, que no ha podido descansar.
¿Qué puedes encontrar actualmente?
Por un lado, dado que el lugar es un museo hoy en día, se ha tomado como base la historia original para recrear sucesos paranormales en el interior, permitiendo que los visitantes escuchen varios ruidos extraños e incluso puedan observar diversos aparatos de tortura.
Sin embargo, aunque gran parte de las experiencias paranormales son recreadas, han sido varias personas las que han afirmado sentir presencias extrañas, especialmente en una de las recámaras, donde se encuentra una muñeca que, aseguran, se mueve repentinamente o voltea a ver a las personas.
ALOL
