Política

“La democracia no goza de cabal salud”

Francisco, papa, fue directo: “la democracia no goza de cabal salud”, pero hay esperanza cuando el tiempo es superior al espacio con objetivos comunes, construidos desde abajo, refirió en la clausura de la 50ª edición de la Semana de los Católicos en Italia, que concluyó ayer en Trieste, al noreste de Italia, en la frontera con Croacia, con el tema “En el corazón de la democracia”.

El encuentro, que comenzó el pasado 3 de julio, puede ser consultado en https://www.settimanesociali.it, y la intervención papal en la clausura en https://bit.ly/3S03vr3, en tanto, la presentación que hizo el pontífice a la selección de textos sobre democracia y política abordados en su magisterio, editados por el periódico local de Trieste “Il Piccolo”, “Francesco. Al cuore della democracia. Pagine scelte con un testo inedito”) (otorgados gratuitamente ayer a quienes adquirían el diario), en unión con casa editorial del Vaticano (Libreria Editrice Vaticana), puede ser consultada en https://bit.ly/4cwTwSb.

Si bien es necesario leer los textos en su integralidad y contexto, destaco algunas ideas que pueden resultar referenciales y aplicables en el momento transita que vivimos en México, del cual Jalisco no está sustraído, como tampoco en otras latitudes del planeta, en los que reservando las particularidades, el diagnóstico básico es común: la democracia no goza de cabal salud.

Francisco no se detiene en una descripción de los síntomas de la democracia enferma; más bien apunta al “corazón de la democracia”, a lo que señala como causas del padecimiento, y levanta la mirada alentando la esperanza a partir de una reflexión entre la tensión permanente de tiempo y espacio.

Señala Francisco: La palabra ‘democracia’ en sí misma no coincide simplemente con el voto del pueblo. […] me preocupa el pequeño número de personas que acudieron a votar. ¿Qué significa eso? No es sólo el voto del pueblo, sino que requiere que se creen las condiciones para que todos puedan expresarse y participar. Y la participación no se puede improvisar: se aprende desde los niños, desde los jóvenes, y hay que "formarla", también en el sentido crítico respecto de las tentaciones ideológicas y populistas”.

Francisco, pone en el centro a la persona, pero esta en comunidad, no aislada, pues se es persona cuando del yo y tú, se pasa al nosotros, cuestionando la oferta política del “bienestar”: “[hay] ciertas formas de bienestar que no reconocen la dignidad de las personas... Me detendré en la palabra bienestar. El bienestarismo, sólo en este sentido, es enemigo de la democracia, es enemigo del amor a los demás. Y ciertas formas de bienestar que no reconocen la dignidad de las personas son hipocresía social. No olvidemos esto. ¿Y qué hay detrás de este alejamiento de la realidad social? Hay indiferencia, y la indiferencia es un cáncer de la democracia, una falta de participación”.

Por ello, resaltar que “el corazón de la política es la participación. Y estas son las cosas que hace la participación, un ocuparse de todo; no sólo caridad, cuidar [todas las dimensiones y luchas de la vida humana], ¡completamente!”.

Enseguida, retoma la noción de pueblo, frente a distorsiones como el “populismo” que abordó en su carta encíclica “Fratelli Tutti”: “La pretensión de instalar el populismo como clave de lectura de la realidad social, tiene otra debilidad: que ignora la legitimidad de la noción de pueblo. El intento por hacer desaparecer del lenguaje esta categoría podría llevar a eliminar la misma palabra ‘democracia’ —es decir: el ‘gobierno del pueblo’—. No obstante, si se quiere afirmar que la sociedad es más que la mera suma de los individuos, se necesita la palabra ‘pueblo’. La realidad es que hay fenómenos sociales que articulan a las mayorías, que existen megatendencias y búsquedas comunitarias. También que se puede pensar en objetivos comunes, más allá de las diferencias, para conformar un proyecto común. Finalmente, que es muy difícil proyectar algo grande a largo plazo si no se logra que eso se convierta en un sueño colectivo. Todo esto se encuentra expresado en el sustantivo ‘pueblo’ y en el adjetivo ‘popular’. Si no se incluyen —junto con una sólida crítica a la demagogia— se estaría renunciando a un aspecto fundamental de la realidad social” (ver Fratelli Tutti: https://bit.ly/4cPPJPU, número 156 a 162).

Enseguida, en su mensaje de clausura, advierte Francisco: “No nos dejemos engañar por las soluciones fáciles. En cambio, seamos apasionados por el bien común. Tenemos la tarea de no manipular la palabra democracia ni distorsionarla con títulos vacíos de contenido, capaces de justificar cualquier acción. La democracia no es una caja vacía, sino que está ligada a los valores de la persona, de la fraternidad y también de la ecología integral”.

Y dirigiéndose a los católicos, expone su función social y política: “no podemos conformarnos con una fe marginal o privada. Esto significa no tanto ser escuchados, sino sobre todo tener el coraje de hacer propuestas por la justicia y la paz en el debate público. Tenemos algo que decir, pero no para defender privilegios. No. Debemos ser una voz, una voz que denuncie y proponga en una sociedad que a menudo no tiene voz, donde demasiadas personas no tienen voz. Muchos, muchos, no tienen voz. Muchos. Este es el amor político, que no se contenta con tratar los efectos sino que intenta abordar las causas. Esto es amor político. Es una forma de caridad que permite a la política estar a la altura de sus responsabilidades y alejarse de las polarizaciones, esas polarizaciones que empobrecen y no ayudan a comprender y afrontar los desafíos. […] Entrenémonos en este amor, para ponerlo en circulación en un mundo carente de pasión civil. Hay que retomar la pasión cívica, ésta, de los grandes políticos que hemos conocido”.

Para concluir su mensaje, alienta a la esperanza situando la relación espacio y tiempo en el accionar político y civil, a partir lo expuesto en su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” (ver: https://bit.ly/3zyZZO9. “La alegría del Evangelio”, de los números 222 a 225): “Muchas veces pensamos que el trabajo político se trata de ocupar espacio: ¡no! Es apostar al tiempo, iniciar procesos, no tomar lugares. El tiempo es superior al espacio y no olvidemos que iniciar procesos es más sabio que ocupar espacios. Te recomiendo que, en tu vida social, tengas el coraje de iniciar pruebas, siempre. Es creatividad y también es ley de vida. Una mujer, cuando da a luz a un niño, comienza a iniciar un proceso y lo acompaña. Nosotros también en política debemos hacer lo mismo”.

Así, apostar a la esperanza, involucrarse en ella, “porque sin ella se administra el presente pero no se puede construir el futuro. Sin esperanza, seríamos administradores, equilibristas del presente y no profetas y constructores del futuro”.

Finalmente, en la presentación del libro “Francesco. Al cuore della democracia”, el Papa resalta que “[es] en la palabra ‘participar’ donde encontramos el verdadero significado de lo que es la democracia, de lo que significa ir al corazón de un sistema democrático. En un régimen estatista o de dirección, nadie participa, todos observan, pasivos. La democracia, en cambio, exige la participación, la exigencia de poner el propio esfuerzo, de arriesgarse a la confrontación, de aportar los propios ideales, las propias razones. Arriesgar. Pero el riesgo es la tierra fértil en la que germina la libertad. Mientras que balconear, quedarse en la ventana ante lo que ocurre a nuestro alrededor, no sólo no es éticamente aceptable, sino que, egoístamente, tampoco es sabio ni conveniente” (ver: https://bit.ly/4cwTwSb).


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Rubén Alonso
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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