La historia del personaje de Alí Babá y los Cuarenta Ladrones quien aparece en las Mil y una noches, que de ser humilde y generoso muda su moral y se transforma en un saqueador, despiadado y sin escrúpulos, permite hacer una comparación con lo que acontece hoy en materia de hospitales privados.
El gran escenario lo forma el derecho humano a la salud que cobra notoriedad a partir de Johan Peter Frank (1745-1821) quien es considerado el precursor de la salud pública e higiene moderna tema que desde entonces ha sido materia de discusión y desarrollo en los confines del mundo en el seno de convenciones mundiales que han emitido compromisos que han asumido con grados de desarrollo distintos las naciones modernas.
En México hay antecedentes de su tratamiento en 1880 cuando aparece el Boletín del Consejo Superior de Salubridad que luego se transformó en 1927 en el boletín del Departamento de Salud Pública instancia que no desarrolló trabajo trascendente desde la Constitución de 1917 que nada reguló al respecto salvo la fracción IV del Art. 123.
Fue hasta el año de 1943 que se creó el Secretaría de Salubridad y Asistencia Pública, igualmente el IMSS y el Hospital Infantil; el ISSSTE fue fundado hasta el año de 1959, y los ferrocarriles mexicanos también tenían su servicio médico.
Las personas no afiliadas a estas instituciones podían recurrir a la SSA.
Obviamente que había mucha población sin posibilidades de ser atendidos por la medicina pública lo cual abría un enorme espacio para la expansión de los hospitales y clínicas médicas privadas, más en los últimos tres sexenios en que se descuidó el servicio integral de la medicina social, acusando un gran deterioro en sus servicios, instalaciones y equipos obligando a las familias a destinar el 43% de sus ingresos a la salud.
Así el gobierno se hizo de la vista gorda con el crecimiento de los hospitales privados y si bien ha hecho cumplir la Ley de Salud descuidó la regulación del costo de los servicios que ofrecen.
Y es aquí donde se nota que lo no regulado cae en el abuso, los cobros son exorbitantes.
No pocas familias han vendido su patrimonio para cubrir una cuenta, al ocurrir a estos hospitales ante la deficiencia del ISSSTE e IMSS que ponen en riesgo la vida.
Urge que el gobierno regule y ponga un alto a estas cuevas de ladrones.
Que se ponga del lado del pueblo.