En el artículo anterior, se planteó que la política para defender a nuestra niñez y juventud de que caiga en el consumo de drogas y actos delictivos es la de promover la educación científica, humanística y democrática como establece el artículo 3º Constitucional, la cultura que estimule la práctica de las bellas artes, que concrete la autoestima a través de la realización espiritual, que reconozca sus potencialidades creativas y la recreación en su práctica y contemplación y se omitió en un tercer recurso fantástico: el amor por el ejercicio físico y el deporte, como hábito permanente desde los primeros años de su vida; que fortalezca los tejidos sociales de la comunidad con la competencia sana en pro del pulimento personal.
En este tenor, precisamente el martes asistí a la presentación que hizo el alcalde de Torreón, Alberto Román Cepeda del proyecto más importante de los últimos cincuenta años por el gran impacto que tendrá entre la niñez y juventud de la región: la Casa de Cultura del Norte, que tendrá su sede en el hermoso edificio que construyó el gobernador Pedro V. Rodríguez Triana al lado sur del bosque Venustiano Carranza, mediando la avenida Benito Juárez, pensado para instalar una escuela politécnica pero que ganó fama cuando más tarde albergó por muchas décadas a la Escuela Preparatoria Venustiano Carranza.
El proyecto llama a que Torreón, inaugure un centro cultural sin precedente en Coahuila y posiblemente en el norte de México, obliga a que finalmente se abandone la improvisación que en materia cultural ha imperado no solo aquí sino en todo Coahuila,
La primera tarea es la definición de la política cultural que trascienda las administraciones municipales, con una continuidad cada vez más vigorosa que concrete que Torreón sea ahora, como antes lo fue en la economía, la Perla de la Cultura.
Será necesario generar la superestructura: modelo educativo y pedagógico cultural, los planes y programas de estudio, contratar la planta docente con base laboral que permita la capacitación permanente y la continuidad programática; que tenga por misión la creación de grupos permanentes de distintas edades, de corales, danza y baile, teatro, literatura; exposiciones pictóricas y escultóricas y premios.
Gran responsabilidad de Román y Méndez Vigatá de sembrar unas sólidas bases.