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Internet sin amor

  • Tren Misterioso
  • Internet sin amor
  • Roberto Carson

No cabe duda, algunos espacios en Internet están llenos de odio. Si el usuario promedio de redes sociales como Twitter y Facebook fuera personificado en carne viva sería como el QAnon que irrumpió en el capitolio: un hombre lobo-perro sin nombre ni identidad, pero mucho por alegar.

Así como los tiempos exigen a las personas tener mejores modales hacia uno mismo y el sexo opuesto, hay plataformas que mutan tras adaptarse a la nueva filosofía o al revés, que desaparecen por implementar filtros de buena conducta. 

Las reglas matan la diversión.

La intención de Morena de regular las redes sociales en México es un llamado a avivar la bestia. 

No hay manera de colocar un candado a un sistema diseñado para funcionar sin limitantes subjetivas e ideológicas, lo cual representa una ventaja y al mismo tiempo, según la intención de su uso, una grave desventaja.

Si las ‘benditas redes’ son capaces de llevar a una persona a la silla, también son capaces de quitarlo, pero ese es el proceso natural que plantea el ecosistema digital. Un meme no dará risa por siempre.

Forzar la aceptación por un símbolo sólo dará rumbo a un inevitable fracaso, lo cual pasa cuando las grandes marcas “compran” a los personajes nacidos en videos virales, apenas es visto en televisión y su gracia muere. El que sigue.

La búsqueda insaciable de fama y espacio en nuestras redes sociales es un ritual de animosidad, un atajo al olvido. 

Ya lo dijo Harvey Dent en la mejor película de Batman: “…o mueres como un héroe o vives lo suficiente para verte convertido en un villano".

Los ‘famosos’ convertidos en aspirantes políticos son el ejemplo de esta retorcida práctica, si ganan es por dos cosas: o están en partido con mayor estructura o sus votantes no quieren abandonar las risas. 

Hasta hoy sólo se ha visto en un capítulo de Black Mirror.

Si las redes sociales hubieran existido en Torreón durante el negro episodio de su historia en la matanza de la comunidad china, los mensajes que se gritaron o hasta se publicaron en los periódicos, no serían lejanos a los comentarios que se postean en Facebook o Twitter, incluso algunos lanzados sin la bendición del anonimato.

El odio es un aparato sobre ruedas, pero la censura desmedida sólo escondería a nuestros villanos para hacernos pensar que son héroes. Aquí no hay batiseñal.

@robbcarsonn

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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