Las celebraciones del Día de las Madres no pueden soslayar un capítulo doloroso por la desaparición de más de 112 mil personas, a causa de la violencia ligada con la delincuencia.
La búsqueda de hijos e hijas víctimas de las desapariciones forzadas ha motivado la aparición de unos 40 colectivos de madres buscadoras, en la mayoría del territorio nacional.
Nada o poco podrían festejar el 10 de Mayo las madres a quienes son víctimas de la violencia imperante por grupos delictivos que le ha arrebatado a sus seres queridos, para desaparecerlos.
Este fenómeno motivó el surgimiento del Colectivo de la Voz los Desaparecidos, una agrupación de madres buscadoras que sustituyen la obligación de búsqueda del gobierno, que ha brillado por su desdén, la ineptitud, mediocridad y arrogancia desde la Comisión Estatal de Búsqueda.
En Puebla la tragedia relacionada a las desapariciones llegó para quedarse porque se cuentan por millares las personas reportadas como no localizadas.
La cifra de más de 9 mil personas reportadas en los últimos seis años ha dejado como saldo a la fecha a más de 2 mil 500 poblanos y poblanas que siguen sin ser localizados.
David Fernández Dávalos, sacerdote jesuita, ha revelado recientemente en un foro en la Ibero Puebla sobre desaparecidos, que militares desertores se unieron a las filas de la delincuencia y aplican la misma técnica de desapariciones forzadas como en los años setenta.
El sacerdote se refirió a los años de la persecución política del Estado durante los regímenes priistas contra jóvenes que buscaron un cambio del país.
Posterior a la represión del movimiento estudiantil de 1968, fueron perseguidos, apresados, torturados o desaparecidos, el episodio de la “guerra sucia”.
Las técnicas de desapariciones forzadas ejecutadas por grupos delictivos están relacionadas a militares desertores y ex policías federales que antes persiguieron a guerrilleros y a opositores sociales y políticos. Eso lo saben muy bien morenistas como Manuel Bartlett Díaz.
La primera agrupación en México de madres buscadoras de hijos desaparecidos fue el Comité Eureka, fundado por la regiomontana Rosario Ibarra de Piedra.
La luchadora social y defensora de los derechos humanos murió sin hallar los restos de su hijo Jesús Piedra.
El comité Eureka surgió en 1975 para dar con el paradero de cientos de jóvenes de Guerrero, Oaxaca, Nuevo León, Chihuahua, Puebla, Ciudad de México, entre otros.