Política

El buen profesionista

¿Por qué un profesionista debe hablar con la verdad, hacer lo correcto y tratar siempre de ser una buena persona?

La primera razón es de carácter ético. ¿Recuerda su protesta profesional? ¿Tuvo claro que juró conducirse de acuerdo con los valores que sostienen y dan rumbo a su profesión? Ahora, si las promesas morales no le comprometen del todo, entonces el autointerés podría ser una razón mucho más convincente para hablar con la verdad, porque si usted quiere que se utilicen sus servicios o consuman sus productos, como mínimo, deberá cumplir sus promesas. ¿Se imagina que el cirujano que lo intervendrá no se apoye de un anestesiólogo, tal como se lo prometió? Lo mismo aplica para un piloto aviador, un químico farmacéutico, contador, actuario o cualquier otro profesional que desee mantener la lealtad y confianza de sus clientes.

Con relación a hacer lo correcto, cabe decir que no es un comportamiento exclusivo de santos o ángeles. Cualquier persona que prefiera no mentir, caminar en línea recta, mantener la frente en alto y la mirada clara y ser objeto de confianza, tiene la capacidad de hacer lo correcto. Quien desea y actúa de ese modo no flaquea ante la coyuntura, se mantiene fiel a los valores que exige el adecuado ejercicio de la profesión, no se embelesa con las falsas promesas de la mediocridad, es confiable y digno de confianza, llega a acuerdos, cuenta con el respaldo de los demás, no toma atajos que a la larga derivan en retrabajos, sobrecostos, en suma, es prudente y responsable.

Por lo regular, las personas prudentes son buenas personas, porque no tienen una doble vida, es decir, son la misma persona en el trabajo y su casa. Y así como aplica para esta forma de congruencia vital, por lo regular, la integridad profesional permite equilibrar el valor técnico, económico y humano, generar un bien efectivo al usuario de un servicio o consumidor de un producto y evitarle cualquier forma de mal. De este tipo de profesionista podría esperarse lo mismo de un hermano, pariente, amigo o vecino cercano. No nos encajará el diente ni la uña.

Si estos tres rasgos distinguen al egresado universitario, los éxitos y logros materiales serán una consecuencia, un efecto predecible. Buscarlos a través del engaño, la transa y la mala leche, además de riesgoso resulta muy poco rentable. Ejemplos de éxitos efímeros sobran por montones. De esos luego hablamos.


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Pablo Ayala Enríquez
  • Pablo Ayala Enríquez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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