Una de las políticas que necesariamente veremos, entre las primeras que aplique la próxima administración del Estado que gobernará la Maestra Delfina Gómez Álvarez a partir del 16 de septiembre próximo, será la Política de austeridad y eficiencia. En primer lugar, porque la administración pública lo requiere con urgencia, y además porque le permitiría estirar el presupuesto disponible, con ahorros sustanciales para enfrentar los retos crecientes de las demandas de la población. Aunque la herencia que recibirá le parezca imposible. Los rumores en los pasillos abundan de cómo están ejerciendo el presupuesto hasta dejarlo imposible.
Más allá de los buenos deseos de la nueva administración, se requiere de una estrategia de operación administrativa que reconozcan los nuevos funcionarios que sean nombrados, que sirven a un pueblo con pobreza dolorosa. Mucho hemos escuchado y visto en el pasado respecto de anuncios para la simplificación administrativa, la descentralización, la consolidación de funciones de las dependencias y organismos gubernamentales y la lucha contra la corrupción. Sin embargo, las medidas presuntamente aplicadas no han mostrado los resultados esperados. Se han quedado limitadas y débiles en su implantación.
Padecemos una administración pública anquilosada, con mínimas excepciones, poco ajustada a la racionalidad presupuestal, en temas de todo tipo como serían ahorros de energía, compras, contrataciones, comprobación del ejercicio presupuestal, que reflejan en rendir sendas cuentas, más parecidas a las llamadas del “gran capitán” que a la transparencia indispensable en un gobierno honesto, eficiente y eficaz.
Nos falta una burocracia profesional, y se ha boicoteado el establecimiento de un servicio civil de carrera, para dejar se imponga el antiguo sistema de botín. La burocracia existente, en su mayoría está desprestigiada, alejada del pueblo, entre sus lujos palaciegos, componendas, corruptelas, retórica, mascaradas y principalmente por la desconfianza ciudadana. Insisto con sus contadas excepciones.
El problema para el siguiente gobierno estatal es que partirá con esa burocracia heredada de abuelos a padres y juniores, centralizada y con malos hábitos. Y lo más delicado, aunque cambien o retiren a muchas de esas personas, al inicio operarán con estructuras, procedimientos y rutinas existentes, mientras diseñan, deciden y logran transformarlas, para reducirlas a su expresión indispensable de lograr resultados eficientes.
El escrutinio presupuestal es fundamental para la aplicación de la política de austeridad, para ubicar con precisión y claridad el valor del dinero de los contribuyentes en su aplicación legal, honesta y eficaz. Que triunfe la esperanza sobre la experiencia.