El 28 de diciembre de 1895, en Paris, Francia, en el Salón Indio del Gran Café de Paris los hermanos Luis y Augusto Lumière presentaron el primer filme de la historia, gracias al aparato conocido como cinematógrafo, desarrollado por ellos, que registraba y proyectaba imágenes en movimiento usando una película de celuloide.
A pesar de que inicialmente los Lumière tenían dudas sobre el futuro de su invento, el cinematógrafo tuvo gran éxito y su uso y mejoramiento se extendió inmediatamente por diferentes partes del orbe.
Hacia 1927 se perfecciona la sincronización del audio y deja de prevalecer el cine mudo.
En 1930 se hacen ya doblajes lo que hace más accesible el cine a nivel mundial. Para 1932, el uso del “technicolor” permite el cine a color.
Durante muchos años, el uso de película celuloide en enormes rollos fue la única forma de “almacenar” el lenguaje cinematográfico y la asistencia a la sala de cine la única manera de ver películas; la llegada de la televisión pública en 1936, generó la posibilidad de restar audiencia, siendo muy marcado la pérdida de cinéfilos y salas en la década de los 50´s.
Luego, la era digital con la llegada medios caseros de reproducción como los videocasetes Beta y VHS (1975 y 1976) y los disco ópticos, DVD en 1995 y Blu Ray en 2006, restaron también preponderancia a la audiencia en las salas.
En 2006, la llegada de los sistemas de “video en demanda” (streaming) vía internet, ha generado una fuerte competencia con el cine al ser posible disfrutar de películas en televisión, computadora o teléfono.
La probabilidad de reducción en la asistencia al cine se ha acrecentado en la actual pandemia, debido a que el cierre de las salas a nivel mundial ha hecho florecer el mercado de “streaming”, que ha ganado muchísimos adeptos ante el encierro.
Nunca será lo mismo ver aquellas grandes epopeyas del séptimo arte como Casablanca, Ben Hur, Cantando bajo la lluvia, Cinema Paradiso, el Padrino, Dunkerque, entre otras, en un buen cine que en la televisión. Hemos visto el cambio de las grandes y glamorosas salas por complejos con salas más funcionales; vivimos ahora en un momento en el que la producción, distribución y exhibición de películas hace crisis, seguramente vendrán cambios.
Por lo pronto, sabemos que será imposible volver a lo que fue, el regreso será sin dulcería, con sana distancia y el resto del protocolo de protección; como enamorado del buen cine y de la pantalla plateada creo que las salas de cine seguirán, quizá con otra configuración, siendo lugares hechos y diseñados para deleitarnos al máximo con esta fábrica de sueños.