Para quienes leen la letra chiquita de las publicaciones, la portada de la pasada edición de Proceso (AMLO se aísla. El fantasma del fracaso) el semanario editorializó las respuestas del constitucionalista Diego Valadez a las preguntas que le formuló el periodista Álvaro Delgado.
El Presidente Electo ha sido contundente en sus declaraciones: “Hay desde ahora una frontera clara entre poder económico y poder político. El gobierno es para todos, no va a estar al servicio de una minoría, va a privilegiar el interés general, a lo que más convenga a la nación, les guste o no. Los últimos gobiernos han privilegiado, sino es que se han subordinado a los intereses de una poderosa élite con la que se han enriquecido hasta el descaro con la entrega de multimillonarios contratos y concesiones”.
Al exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación le Preocupa que López Obrador enfrente solo a una constelación de intereses porque puede naufragar pero “para que tenga éxito se necesita que quienes gobiernen sean las instituciones políticas muy sólidas, y entonces sí, a pesar de que estemos actuando, no contra un poder económico nacional, sino contra poderes económicos de todos los niveles, incluyendo los internacionales, cuando tengan enfrente, no a una persona, sino a un Estado con instituciones muy poderosas, las relaciones van a cambiar”.
El jurista recomienda que si el presidente electo “desea abrir un espacio para la política, al margen de los intereses económicos, pero sin generar incertidumbre, entonces tendrá que propiciar modificaciones institucionales que ahora si nos acerquen a la democracia que hemos estado esperando por lo menos desde hace 50 años”.
Considera que López Obrador “ya cuenta con el pueblo, pero parece que no cuenta con sus colaboradores. Veo retraimiento, no veo liderazgos y veo confusión”.
Por lo escrito hasta aquí el nuevo discurso de Carlos Salinas de Gortari no es apto para ingenuos: “Estamos en un momento maquiavélico porque la República esta ante un gran riesgo, el de renacer o desaparecer”.