Cultura

Tiempo femenino

  • La Feria
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  • Jorge Souza Jauffred

Bien decía Octavio Paz. Ningún hecho histórico ha sido más trascendente para nuestra cultura que la revolución femenina. Un proceso que comenzó apenas hace un par de siglos y se aceleró en los años sesenta. Un proceso que se encuentra en momentos cruciales. Ver, en la marcha del viernes anterior, esa gran diversidad de mujeres manifestándose fue realmente conmovedor, y nos obliga a abrir los ojos y atender su tragedia. No quieren que las maten ni que las violen ¿Tan difícil es entenderlo?

Qué pobre respuesta, sin embargo, recibieron de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, cuya mirada se dirigió, no a los crímenes ni a las violaciones que cada día quedan sin castigo en esa capital, sino a los actos “vandálicos” , dijo, de algunas participantes en la marcha.

Para ella, lo importante no son las agresiones cotidianas que padecen las mujeres; ni los feminicidios que crecieron 150 por ciento en los cuatro años recientes; ni el miedo permanente con que las mujeres se mueven por la vida. Para ella, lo importante fueron algunas pintas y “el daño” a monumentos. Tan importantes que “levantó carpetas”.

No me sorprende. Es la misma funcionaria que, ante la adolescente de 17 años que acusó a cuatro policías de violarla, dejó en libertad a los agentes y tardó varios días en “suspenderlos”, propiciando su escape.

Es la misma funcionaria cuyo gobierno filtró el nombre de esa chica a la prensa, puso en duda su versión, editó videos confusos y exigió a la víctima que, tras someterse a exámenes médicos e interrogatorios, que fuera a “ratificar su denuncia” para proceder contra los culpables. La muchacha y su familia, ante el riesgo, se mudaron a un domicilio desconocido.

Pese a Claudia Sheinbaum, las mujeres van. Son valientes, son decididas y, sobre todo, están hartas de una justicia que, según las estadísticas, sólo condena a uno de cada mil abusadores sexuales. Las protestas femeninas han visualizado, como nunca, el riesgo de ser mujer. Su lucha y sus demandas son justas.

Y si en futuras manifestaciones ocurren actos “vandálicos”, no debe sorprendernos. Cada mujer tiene una historia de agresiones masculinas. Pero, nuestra mirada, a diferencia de la de Sheinbaum, debe centrarse en el corazón del problema. Ya fueron cientos de marchas silenciosas y pacíficas en los últimos lustros, sin obtener respuesta. Ahora, a gritos, nos obligan a escucharlas. El tiempo de la mujer ya viene, no lo dudemos. Comenzó ayer, aunque algunos aún no lo estén entendiendo.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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