Cultura

Pretexto pretoriano

Jorge F. Hernández
Jorge F. Hernández

Elonia Musk, muso de Trump, salió del clóset e hizo no una sino dos veces el saludo fascista envuelto en euforia inaugural. Afirmó delirante que con Trump se ha salvado la civilización, se llevó la mano a donde los demás tenemos el corazón y estiró su brazo rígido, bélico y nefasto. Como guardia pretoriano del Presidente puede argumentar que en realidad quería señalar hacia la órbita donde deambula su cochecito rojo con muñeco de astronauta que él mismo lanzó a la estratósfera en un ayer en el que quizá él mismo, Trump y similares hablaban por lo bajito de su admiración por Hitler y sus uniformes, Il Duce y sus gestos sin melena amarilla o los mofletes de Franco, pero ahora han salido del armario y abiertamente fardan su filiación militarizada, su racismo acentuado, autoritarismo amparado por ignorancia y amnesia, xenofobia hasta geográfica, machismo maquillado y desenfrenada ambición por el poder… y el dinero.

Musk pudo justificar su lapsus prendiendo en lo alto el peluquín rubio del falso sobreviviente de atentados (el de la oreja con catsup) o pudo decirnos que de ese tamaño es su sobrino en Sudáfrica o que de esa altura son las demandas sumadas por sus ex esposas, mujeres agraviadas o litigios pendientes. Pudo fingir que se le venía encima la sombra de la verdad o que intentaba tapar sus ojos del resplandor de su propia conciencia o que una vez vio en persona a un jugador de baloncesto y que le acercó las yemas de sus dedos a la bemba para recibir un beso esclavo. Elonia pudo argumentar que de ese tamaño que señala con la altura de su saludo fascista es la inmensa incongruencia con la que usuarios de su aplicación otrora con alas siguen atados a su X como incógnita incómoda, porque sirve para comunicarnos o porque sirve para informar y desinformarnos.

Nieto de simpatizantes más que afiliados al partido nacionalsocialista de Adolf Hitler que se mudaron a Sudáfrica para florecer sus sueños en el apartheid segregacionista, Musk no tuvo empacho en secundar su brazo estirado aclamando la consolidación del retorno de la extrema derecha alemana con o sin bigotito a la Chaplin porque efectivamente el poder en Estados Unidos y sus ecos en el mundo resuenan ya a la infamia de un doloroso y sangriento modo que ha de herir y destruir todo el mundo que habíamos restañar hasta ahora.


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Jorge F. Hernández
  • Jorge F. Hernández
  • Escritor, académico e historiador, ganó el Premio Nacional de Cuento Efrén Hernández por Noche de ronda, y quedó finalista del Premio Alfaguara de Novela con La emperatriz de Lavapiés. Es autor también de Réquiem para un ángel, Un montón de piedras, Un bosque flotante y Cochabamba. Publica los jueves cada 15 días su columna Agua de azar.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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