En estos tiempos que corren, está visto que lo más intercambiable de los partidos políticos son los candidatos, quienes sacrifican colores, siglas y supuestas ideologías a cambio de la posibilidad de obtener un cargo público.
En otros tiempos, la ideología sostenía la militancia, obligaba a la constancia, a la permanencia y sobre todo, a buscar desde esa oposición férrea y con las reglas de los vencedores, los cargos públicos.
En estos tiempos importa más la urgencia de llegar al poder, así sea arrodillándose frente a lo que hasta hace poco era indigesto, con tal de demostrarle a los antiguos correligionarios que se equivocaron al no tomarlos en cuenta.
En otros tiempos había una disciplina ante los liderazgos, así les costara el ostracismo político, el retiro indefinido a quienes no eran gratos a los dirigentes o gobernantes en turno y ejemplos sobran en México y en Nuevo León.
Alfonso Martínez Domínguez en el PRI y Fernando Canales en el PAN son dos ejemplos de disciplina, de quienes asumieron con estoicismo los costos políticos del momento para retirarse temporalmente a esperar su segundo aire y regresar con renovados bríos a demostrar su liderazgo y su fuerza política.
Nunca flaquearon ante sus convicciones ideológicas y partidistas, respetaron el momento histórico, asumieron su circunstancia y se reconstruyeron desde sus respectivos exilios políticos para escribir después su propia historia.
Hoy muy pocos están dispuestos a esperar, a admitir que la vida y la política dan segundas oportunidades porque no son capaces de construir liderazgos desde los cimientos, como lo han hecho dos políticos excepcionales en este país: Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador.
Ambos deben ser hoy objeto de estudio de las ciencias políticas, tras escribir a lo largo de 30 años seis campañas presidenciales que costaron sangre, sudor y lágrimas y al final dieron un vuelco a la historia de este país.
Por eso los priistas y panistas aglutinados en torno al proyecto de la coalición Juntos Haremos Historia en Nuevo León, desde la primera hasta el último, deben tener en el presidente Andrés Manuel López Obrador al líder que hoy admiran y del que buscan aprender, porque nunca lo tuvieron en sus partidos de origen. ¿O sí?