Ya pasamos la tercera semana del “regreso” a las actividades, aunque los muertos por la pandemia se multipliquen como los peces y los panes, y el gobierno ante estos hechos, siga en su mundo de optimismo exacerbado.
¿Cómo debe ser el regreso a las actividades “no esenciales”?
Con los cuidados y la atención que como empresas y consumidores responsables debemos acatar; acudiendo a los negocios que presenten la documentación del permiso de las autoridades sanitarias que estos formularon, por lo menos en papel, de algunos procedimientos que hay respecto a la atención a los clientes que asisten.
Los cines reprogramarán sus proyecciones para que no haya tumultos entre una función y otra, además de que habrá asientos vacíos entre los clientes, esto aunado al uso del cubrebocas por parte de su personal, así como el uso de caretas y la revisión obligada de la temperatura de los que vayan; posterior a la proyección, se limpiará de nueva cuenta el lugar.
Y es aquí donde las empresas bien administradas, las que han tenido como valor distintivo el orden y la limpieza, pueden cosechar sus esfuerzos seguros de que los consumidores regresaremos a comprarles, ya que antes de la pandemia, la gente sabe que esos negocios siempre han cuidado ese aspecto.
Desde las tiendas de autoservicio que desinfectan los carros, y tanto el local como su personal están reorientados a la higiene, hasta los restaurantes que desde que el comensal llega a su mesa, ya se les daba gel antibacterial como atención.
No se diga de las agencias de automóviles, que desde siempre, cuando el personal le recibe la unidad para mantenimiento, le ponen una malla al asiento y demás partes del auto, para evitar contaminación; esto da la tranquilidad de que dicha empresa es seria y formal.