Cultura

El abrigo rojo

  • Columna de Inés Sáenz
  • El abrigo rojo
  • Inés Sáenz

Delgadísima, diáfana, digna, despampanante, con una postura tan recta que la agiganta a tal grado que parece sobrepasar a la multitud, Jane Fonda regresa a la primera plana de los medios internacionales. A sus ochenta y un años, la actriz estadunidense ha decidido seguir el ejemplo de los más jóvenes, que cada viernes dejan de asistir a la escuela en protesta por la negligencia adulta a mitigar el cambio climático. La escucha de Jane sorprende, ni la fama ni la edad han adormecido su conciencia política. Atenta, sigue el palpitar del planeta, y sabia, se suma a la lucha que sostiene la indignada nueva generación.

Desde hace varios viernes, Jane se presenta en el Capitolio de Washington para protestar y despertar conciencias para cuidar el planeta. La ha titulado “los viernes del simulacro de incendio” (Fire Drill Fridays), haciendo eco de las manifestaciones escolares. En cada una de sus apariciones se presenta con la misma prenda: un abrigo rojo de solapa ancha que forma una breve capa por la espalda. Un abrigo de diseñador, confiesa la actriz. El abrigo se ha trasformado en símbolo de urgencia, un llamado al cambio ante la abulia de la gran política para encarar con responsabilidad la crisis planetaria, cuyo reloj tiene fecha de caducidad.

El abrigo rojo de Jane se ha convertido en una prenda paradigmática no solo por las pasiones que el color suscita, sino porque se ha convertido en la última prenda. La última prenda que Jane adquirirá en vida. Esa declaración me estrujó de verdad. Me llegó esa sensación de final como un terremoto que pulverizaba mis principios bien anclados en la rueda del consumo. ¿Cómo es eso de no comprar? ¿NO VOLVER A COMPRAR? Yo creo que el mundo —tal y como lo conocemos— se acabaría.

Este abrigo rojo de Jane me recuerda la historia de otra prenda —también roja— que fue motivo de reflexión. Una historia viejísima e inolvidable; su protagonista es una bata de casa que llevó a su dueño a la ruina. Conocí esta historia de puño y letra del doliente, el filósofo y enciclopedista francés Denis Diderot, que escribió en 1769 ese pequeño ensayo para meditar sobre su experiencia particular que le acarreó muchos sinsabores. Traduzco aquí de manera libre el título de ese breve texto: “Mi arrepentimiento de deshacerme de mi bata vieja, o Una advertencia a quienes tienen más gusto que fortuna”. El calvario del escritor empieza un día que le regalan una bata suntuosa. El artículo en cuestión era de un rojo tan bello y de un material tan lujoso que empieza a desentonar con el ambiente de su casa. Poco a poco la bata va adquiriendo rasgos humanos y se convierte en “la intrusa escarlata”, “la imperiosa escarlata”, cuya presencia vuelve intolerable la modestia del cuarto donde trabaja el filósofo. Poco a poco, la intransigencia de la protagonista escarlata se vuelve implacable, de tal suerte que los objetos baratos empiezan a ser desechados y sustituidos por objetos de buen gusto: un mejor tapiz, mejores pinturas, otra silla, un librero de marquetería, una mesa nueva de mejor madera, etc. Pronto se da cuenta que la transformación de su entorno le cuesta caro. Arruinado, endeudado, el filósofo se lamenta y reconoce que perder su bata vieja no solo significó echar algo que se acomodaba bien a su cuerpo, sino también cambiar de identidad. Las cosas de las que se rodeaba no le decían nada, por más lujosas que fueran, parecían haberle robado la comodidad de sentirse en casa. En conclusión, la nueva decoración se volvió más llamativa que sus ideas, y su economía un desastre. Y todo a consecuencia de recibir un regalo envenenado.

Creo que la postura de Jane y la historia de Diderot nos hablan de algo muy profundo que tiene que ver con una filosofía de vida que abrace otros valores que sean sostenibles y den relevancia a la persona...Y al planeta.

En medio de los fragores de la temporada, con su promesa de ofertas y novedades, estas historias nos hacen pensar en otras posibilidades para el Buen Fin.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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