Cultura

Contra los cretinos

  • Columna de Inés Sáenz
  • Contra los cretinos
  • Inés Sáenz

La Tierra es plana. Ahora resulta —dicen algunos— que la Tierra es plana. Cuando me enteré de que esta idea estaba tomando fuerza, presté poca atención. Sin embargo, a medida que aumentaban las notas, documentales (en Netflix y YouTube) y testimonios de gente que se aliaba para proclamar el nuevo estado de las cosas, empecé a prestar mayor atención a mi alrededor. Me entero de que hay varias agrupaciones, entre ellas una Sociedad de la Tierra plana, que se agrupan alrededor de una Teoría de la Tierra plana, cuyo propósito es contradecir los postulados de la redondez de la Tierra. ¿Por qué? La duda metódica —explican— debe obligarnos a cuestionar indiscriminadamente todo. Explican que nos falta suspicacia, que somos ingenuos. Señalan que hemos vivido en el error, ese error que llevó a Galileo a la hoguera, ese error que llevó a Colón a descubrir nuevas tierras. Su actitud frente al conocimiento me descoloca porque su manera de argumentar no admite razones.

En seis días. El relato bíblico del Génesis, que cuenta la creación del mundo y de los progenitores de la humanidad, Adán y Eva, es bello y poderoso, ha ejercido en la cultura occidental una fascinación sin precedentes que no se agota. El profesor de Harvard Stephen Greenblatt explica en su libro titulado Ascenso y caída de Adán y Eva, en qué medida este relato ha marcado nuestra noción sobre el origen y los alcances de lo humano. La cara luminosa, el poder creativo y generador de un relato contiene —a la vez— su sombra. Me refiero a un movimiento que ha tomado un auge arrollador: el creacionismo, la idea de que el universo y todas las formas de vida fueron creadas por Dios, de la nada. Esta idea ha surgido como respuesta a la teoría de la evolución, ignora los hallazgos de la ciencia y manda al exilio las explicaciones de la biología, la física y la filosofía de la ciencia. Hoy, en medio de la gran evidencia de conjeturas científicas como la existencia de los agujeros negros, el tema del origen del universo ha creado una enorme división. El creacionismo ha tomado una fuerza considerable. En los Estados Unidos es un credo fuerte que exige ser enseñado en las aulas, en sustitución del aprendizaje científico. Un derivado del relato bíblico de la supremacía humana frente a los demás seres vivos es el desdén por el mundo animal y vegetal, de consecuencias nefastas para el presente y el futuro. Este asunto me invita a hablar, a continuación, de otro atentado contra la razón.

No es cierto. Nos adentramos al asunto más peliagudo, el más preocupante: el comportamiento de aquellas personas que niegan y rechazan las evidencias verificables y verificadas de la realidad y de la historia. Es decir, aquellas personas que prefieren dar la espalda a la realidad pasada, presente o futura a favor de una mentira que se acomode mejor a su visión del mundo, a su paranoia plagada de conspiraciones. Leer o escuchar a quienes niegan la existencia del holocausto es descorazonador, pues no hay argumento, que los pueda convencer. Sus creencias no requieren de nada. Ninguna huella de la historia, ningún testimonio les hace cambiar de opinión. Por otra parte, hay quienes niegan que estemos pasando por un proceso de calentamiento global, o cambio climático provocado por las actividades humanas. Su mentalidad invalida el consenso científico sobre la inminencia de este fenómeno, un hecho real que estamos a tiempo de revertir si modificamos nuestros hábitos, y si reglamentamos con perspectiva ambiental.

En nuestro ambiente nacional y global estamos padeciendo de una alergia al conocimiento, una alergia al uso de la razón. Una alergia a los matices y a la complejidad. Nuestros líderes parecen estar poniendo en peligro de muerte el ejercicio de pensar. Ellos encabezan la deslegitimación de la realidad, el descrédito a quienes están preparados, eldesprecio a los expertos, la burla a la ecuanimidad. Apoyados en las redes sociales, han enfermado el lenguaje y, lo más triste, encienden la ira, la irracionalidad pura. Los cretinos, los charlatanes hoy ocupan un lugar privilegiado.

Hoy, más que nunca, nos urge recuperar el valor de la educación. Porque la historia nos prueba que de la ignorancia no puede nacer nada.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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