Cultura

Alicia

  • Columna de Inés Sáenz
  • Alicia
  • Inés Sáenz

Anoche soñé con mi hermana Alicia. Le doy importancia a ese sueño por la manera en que lo recordé. No sucedió al levantarme, como invariablemente me pasa cuando tengo sueños vivos o intensos y necesito contarlos o escribirlos para que no se me olviden. No fue así. Esta mañana me levanté con la pesadez que se acumula o se reprime durante la semana. Tomé café y con desgana bajé a enfrentarme con el plan del día: ordenar los estantes caóticos que se atiborraron sin ton ni son para expulsar a otra parte las cajas vacías de la mudanza.

El sueño vino a mí más tarde, ya entrada la mañana; justo en el momento en que acomodaba unos libros, apareció su retrato. Una foto de estudio, intencionada, que a mi parecer no expresa lo que ella fue. Mirarla mirándome desde un pedazo de papel me hizo sentir una corriente eléctrica en mi cuerpo. Fue en ese momento que el recuerdo relampagueó. Su aparición fue como un trueno. La Alicia del sueño era ella y era otra, otra Alicia de carne y hueso, con otro corte de pelo, y otra fisonomía menos cuidada e igualmente bella. Un intercambio accidental de miradas, la mía al papel y la de ella a la cámara que —de manera oblicua— se dirigía a mí, bastó para experimentar una descarga de energía, vivir los efectos de un sueño despertándose en mi memoria, y entender cómo la actividad del subconsciente durante la noche repercute en el ánimo del día. No puedo decir que estoy triste; de hecho, no puedo precisar cómo me siento. Esta anécdota me permitió constatar, casi por sorpresa, la presencia tan importante de mi hermana —fallecida hace seis años— en mi vida, hoy.

Sentí en carne propia una frase de la poeta Anne Carson: “un hermano nunca termina”.

No. No hay fin. Tiene razón. Uno siempre trae consigo a sus muertos queridísimos.

He interrumpido mis tareas de orden y limpieza sabatina para buscar Nox, el poemario de Anne Carson publicado el año pasado por la editorial regiomontana Vaso Roto. El libro ya había tenido sus efectos en mí cuando lo hojeé por primera vez. Hoy, a la luz de ese sueño, viví el sentido de ese homenaje que la poeta hace a su difunto hermano Michael.

El formato del libro es brillante: es una caja-sarcófago que contiene el poema-cuerpo del hermano, dispuesto a manera de acordeón. El poema (compuesto de elementos heterogéneos: imágenes, entradas de diccionario, trozos de mensajes), al desdoblarse, provoca el movimiento de algo muy profundo: atravesar el duelo tejiendo una historia hecha pedazos. Es el poema 101 de Catulo la columna vertebral, centro alrededor del cual gravita todo el texto. El poema es una elegía que en diez versos reconstruye el dolor por el hermano fallecido lejos de la tierra familiar. Son las palabras que Catulo pronuncia ante la tumba de su hermano. Plasmo aquí la traducción espléndida de Jeannette Clariond:

“Muchas naciones y muchos mares atravesé,

Hermano, para advenir a esas míseras exequias tuyas

Y así ofrendarte de la muerte el último tributo.

En vano (por qué) a tu muda ceniza me dirijo

Hoy que de mí te ha arrancado la Fortuna.

ay, mísero (indigno) hermano (indignamente) arrebatado;

Y, además, la antigua usanza de nuestros padres heredada,

Como ofrenda triste a tus exequias confiero,

Acéptala, que en torrente lágrimas fraternas fluyen.

¡Tuya sea por siempre la eternidad, ave, adiós, hermano!”

La lectura de Nox -más allá de mi clavado personal - significa para mí la alegría inmensa de reencontrarme con Vaso Roto, la editorial de origen regiomontano, de resonancia transatlántica. Celebro que esta edición que tengo entre mis manos, al igual que todo lo que publica, haya sido acogida con entusiasmo por la crítica.

Aunque la elegía de Catulo y el poema de Anne Carson hayan sido concebidos como una despedida, mi breve sueño me recuerda que los adioses no son posibles. 


Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.