Política

De jueces y aeropuertos

Escribo esta columna en una de las múltiples líneas que uno debe realizar en el Aeropuerto de la Ciudad de México. Hace cuatro sexenios se nos explicó que esta instalación era obsoleta y merecía un reemplazo ya que su capacidad estaba rebasada y no había espacio para construir ampliaciones: la mancha urbana devoró sus alrededores.

Más aún: la presencia del Aeropuerto en su ubicación actual ponía en riesgo a los capitalinos que ya habían sufrido desplomes de aeronaves en la capital. Recuerdo alguna en 1987 donde un avión que llevaba caballos terminó esquivando el entonces Hotel de México para estrellarse a la salida hacia Toluca.

Peña Nieto calculó y, en sigilo, hizo gestiones para cambiar eso. En el cenit de su administración propuso la creación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México. Contrató a uno de los mejores despachos de arquitectos en el mundo y presentó un proyecto que se volvería auto sustentable.

Nada sirvió: la demagogia y el hartazgo a la corrupción de su gobierno terminó por sepultar el proyecto. Una eficaz campaña digital más una movilización política a partir de una propuesta de referéndum terminó con el proyecto para reemplazarlo con la construcción de un aeropuerto en camino a Pachuca.

El resultado es palpable: nunca se probó la corrupción denunciada, el lago que iban a rescatar fue reemplazado por aulas de una sucursal –es un decir– de la Universidad del Bienestar y el Aeropuerto Felipe Ángeles está vacío pese a todos los intentos artificiales de volverlo funcional.

Reitero: la intención Primaria parecía adecuada, buena, en el combate a La corrupción y la recuperación ambiental.

Al final, resultó ser sólo una línea discursiva difícilmente sustentada por la realidad.

Y aquí estamos de nuevo.

No vale la pena repetir lo que ha. Leído en estas líneas en la semana y lo que se verá el domingo durante la jornada electoral. No se trata de una discusión entre la democracia participativa y la renuncia a los derechos ciudadanos, menos aún a actos que catalogan como “anticonstitucionales” –haga el C favor– o amenazas veladas desde el poder a ciudadanos y opositores.

La realidad es que nos vendieron una idea mal hecha, que parecía tener buena intención pero que acabará mal, con perfiles inadecuados que llegarán al poder a partir del privilegio y la vista gorda de las autoridades electorales que no hicieron nada durante estos meses para parar la masacre.

Todos, con el miedo de quedarle mal no a los ciudadanos sino al ex presidente, iniciando por la titular actual del poder ejecutivo.

Como en el caso del aeropuerto, los ciudadanos se quedarán atrapados en un mal diseño, con malos jueces, malas decisiones y un sinfín de problemas emanados de la improvisación y la falta de stamina para combatir la tragedia electoral, so pena de caer de la gracia de quienes detengan la popularidad.

Al gobernar para el aplauso y no para el bienestar del que aplaude, se corre el riesgo que acabar estrellado en el estruendo.

Ahí estamos hoy, con todo y jueces con defectos…y patrullas adquiridas para disfrazarlos.


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Gonzalo Oliveros
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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