Nuestro satélite natural, la Luna, siempre ha estado presente desde los inicios de la humanidad, en su ciclo de luna llena a Luna nueva, ha sido la base para tener una referencia del transcurrir de los días y utilizarlo como unidad de medida del paso del tiempo, que imparable lo percibimos como una acción lineal e imperturbable, siempre llevándonos al futuro inevitable.
Las dos grandes luminarias, el Sol y la Luna, son los más antiguos calendarios de los diferentes pueblos que habitaron nuestro planeta, tener un sistema ordenado del transcurrir de los días, produce la sensación de controlar el tiempo y, en consecuencia, de tener mayor control de la vida diaria de la sociedad y del mundo que nos rodea, al estar fundamentados los calendarios en los ciclos astronómicos, propiamente el movimiento del Sol y la Luna, se estableció un vínculo entre la humanidad y el cosmos.
Desde hace aproximadamente 10,000 años a C. los ciclos de los dos cuerpos de la bóveda celeste, fueron utilizados para computar el paso del tiempo a lo largo de la historia, la unidad base del calendario es el día y, puede definirse de diferentes formas, por ejemplo; en el intervalo entre dos amaneceres sucesivos, o entre dos ocasos sucesivos, entre dos medianoches o mediodías sucesivos, y otras posibilidades, pero en la Conferencia Internacional sobre el meridiano, celebrada en Washington en el año de 1884, se acordó, que el día civil comenzara en la medianoche. Para los astrónomos, sería más práctico, que el día iniciara a mediodía principalmente por dos razones, primera, el paso del Sol por un meridiano puede medirse con toda precisión; y segunda, al comenzar al mediodía, las observaciones nocturnas no tendrían que dividirse entre dos fechas.
El mes se mide calculando el tiempo que tarda la Luna en completar su órbita alrededor de la Tierra, en este periodo presenta la Luna faces y, estas dependen de la posición de la Luna con respecto al Sol.
Este ciclo tiene aproximadamente 29,5 días, la unidad mayor, el año, puede ser solar o lunar, el año lunar consiste en un número de meses previamente acordado, la división de los meses en semanas de siete días, es la única unidad de tiempo que no se basa en un fenómeno astronómico, esta división tiene su origen en el pueblo babilónico, pero si esta relacionado este periodo con su cosmovisión que tenía esta cultura, ya que el número siete está relacionado con las siete luminarias que observaban en la bóveda celeste, Mercurio, Venus, Marte, Saturno, Júpiter, el Sol y la Luna, por eso cada uno de los días, está dedicado a cada uno de estos cuerpos celestes y, también encontramos esta referencia en su principal construcción, el Zigurat.
En el mes de octubre, tenemos oportunidad de observar a nuestro satélite con una gran nitidez en los detalles de sus características superficiales, esto debido a que precisamente está terminando el ciclo de lluvias y la atmosfera se encuentra libre de partículas contaminantes, por lo que aprovechemos estos días pata levantar la vista y observar el cuerpo astronómico más cercano que tenemos.
Gerardo Rizo