El miércoles pasado conmemoramos el Día Internacional de la Mujer. Paradójicamente, es también el día que todas desearíamos que no existiera pues las condiciones de equidad no están dadas. A pesar de nuestros buenos deseos, sabemos que hay mucho trabajo que hacer, en especial de mujeres y para mujeres.
Si por algún lado hay que empezar es por la palabra “feminista”. Muchísimas mujeres se niegan a ser “feministas” ya que asocian el término con unas mujeres furibundas que odian a los hombres. Honestamente, yo también estaría huyendo de esa palabra si pensara que ese es su significado; sin embargo, el feminismo no es otra cosa que “la ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres” (Diccionario de la Lengua Española, dixit). Por ello no me preocupa definirme como feminista, no me siento menos femenina ni pienso nada negativo de los hombres. Al contrario, me encantan. Simplemente lucho por la equidad y libertad.
Pero ahora resulta que para unas mujeres ser feminista significa que hay que actuar o vestir de tal o cual forma. Un absurdo que se vio reflejado en el escándalo que causó una foto de Emma Watson; es tristemente claro que en pleno 2017 nos falta mucho que aprender y entender sobre el feminismo. Emma —conocida por su postura feminista y el gran trabajo que ha hecho en #HeForShe, para involucrar a los hombres en este movimiento que busca la igualdad para las mujeres, y como embajadora de buena voluntad de la ONU— aparece en una de las fotografías que realizaron para ilustrar la entrevista que concedió a la revista Vanity Fair, con un peinado vanguardista, con el torso desnudo y con una especie de chal cubriendo algo de su pecho.
Esta foto causó indignación, no tanto entre los conservadores sino entre las “feministas”, quienes no consideraron congruente que Emma fuese “feminista” y que enseñara parte de su pecho. La periodista Julia Hartley-Brewer la tachó de hipócrita y escribió en Twitter: “Emma Watson: ‘feminismo, feminismo, brecha de género, ¿por qué no me toman en serio?… oh, y aquí mis pechos”. El comentarista Piers Morgan atacó también a la estrella de La Bella y la Bestia tachándola de incongruente por haber criticado a Beyoncé por lo mismo (cosa que la actriz desmintió mostrando la entrevista). Las redes sociales se prendieron a favor y en contra.
Emma Watson respondió a las críticas en una entrevista con la BBC de la siguiente manera: “El feminismo trata de dar oportunidades a las mujeres. Feminismo no es una vara para golpear a otras mujeres. Es sobre libertad, liberación e igualdad. Verdaderamente no entiendo qué tienen que ver mis tetas con todo esto. Es muy confuso. Estoy confusa. Mucha gente está confusa”.
Honestamente yo tampoco lo entiendo. Y sí, también me encuentro confundida. El feminismo, entre muchas otras cosas, se trata de que una mujer pueda elegir qué ponerse, sea un bikini microscópico o un burkini, si la hacen sentir bien. Hemos luchado por hacer conciencia sobre el mismo respeto que merece una mujer con una falda al tobillo que una con escote descomunal; que merecemos los mismos salarios que los varones por el mismo trabajo desempeñado. Por ello, no veo un doble discurso en la foto de Emma Watson. Se vale ser feminista y posar con poca ropa. ¿Dónde estaría el problema? La crítica de la periodista Julia Hartley-Brewer no tiene pies ni cabeza. Seguramente eso pensó también el actor Dan Stevens, quien estaba presente durante la entrevista y no entendía de que trataba la controversia: “Dicen que no puedo ser feminista... y tener tetas”. Resumió Watson. Sí, eso dicen, pero solo algunos y lo que debemos hacer es ignorarlos. Poner oídos sordos a sus palabras tan necias. Buen domingo a todos.
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