Hay quien pide censurar a “La bella durmiente” por mostrar un beso sin consentimiento. Cuando me lo dijeron pensé que era una broma. No fue así, en Reino Unido, Sarah Hall sostiene que el cuento infantil “La bella durmiente” tiene un mensaje sexual inapropiado y solicitó que fuera retirado de la lista de lectura la escuela de su hijo. A Sarah, originaria de Newcastle, le preocupa que el mensaje del cuento llevado a la pantalla por Disney por primera vez en 1959 —en dónde el príncipe besa a una princesa para salvarla de un maleficio— no enseñe adecuadamente o confunda a los niños sobre el consentimiento. De acuerdo con el artículo de Richard Parkley en Metro publicado el 27 de noviembre, Sarah comentó: “En la sociedad actual esta conducta no es adecuada, mi hijo tiene solo seis años, absorbe todo lo ve y no es algo que pueda transformar para una conversación constructiva”. Sarah comentó además que fue la campaña #MeToo para denunciar el acoso sexual en redes sociales la que la hizo pensar en la importancia de los mensajes sutiles y cómo éstos ayudan a crear una cultura donde el consentimiento no es importante.
Sin duda, el consentimiento no solo es importante; sino indispensable para cualquier tipo de relación y a todos nos debe quedar claro. No es correcto besar o abusar de una mujer o un hombre inconsciente bajo ninguna circunstancia, punto. Es una ofensa grave, un delito y así debemos entenderlo y coincido con Sarah en la influencia de los mensajes sutiles; sin embargo, debemos tener en mente que La Bella Durmiente es un cuento de hadas y debe ser considerado como tal. Después de todo, Aurora, la protagonista, estaba condenada por un maleficio a pasar 100 años dormida. El príncipe, a fin de rescatarla, tuvo que romper con su espada una muralla de espinas, matar un dragón y llegar al desolado castillo donde estaba la princesa para romper el tremendo maleficio con un beso de amor verdadero. Durante todo su aventura fue guiado por las hadas madrinas de Aurora que lo alentaron a salvarla. Seamos honestos: mujeres hechizadas por brujas y cuidadas por hadas no son situaciones cotidianas, así que tampoco creo de puedan confundir a nadie de que se trata de una ficción; de la misma forma que entendemos que no podemos volar a pesar de que tengamos puesta una capa de superhéroes.
Disney ha sido fuertemente criticado por sus heroínas y los estereotipos que crean. No todas las princesas son rescatadas por príncipes, ni todas las madrastras son malas como las de Blancanieves o Cenicienta (de hecho, yo tengo una a la que quiero mucho) y la mayoría de las historias no tienen finales felices ni comen perdices. Es labor de padres y maestros ayudar a los niños a separar la ficción de la realidad y a poner las cosas en contexto. Sin duda, es urgente modernizar los cuentos de hadas. Las niñas que juegan a ser princesas deben de entender que es solo un juego y que tienen que valerse por sí mismas ya que su destino no es ser “rescatadas” por príncipes azules, sino prepararse para un futuro. Tampoco me parece adecuado creer que un cuento de hadas pueda tener más fuerza que la educación que reciben en casa o en la escuela. El inculcar el respeto a hombres y mujeres debe ser fundamental en nuestra sociedad.
Definitivamente, debe preocuparnos lo que nuestros hijos leen, ven en la televisión, cine, comerciales etcétera. Pero el extremo de la corrección política y prohibir cuentos como “La bella durmiente” no va a ayudarlos a elegir mejor ni a entender temas sobre el respeto o el consentimiento. Proteger en exceso a los niños es en realidad desprotegerlos.
Buen domingo a todos.
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