Antier por la tarde sucedió un hecho histórico en la política estadunidense: tan solo el tercer presidente desde la independencia de 1776 fue llevado a juicio político por la Cámara de Representantes.
El primero fue Andrew Johnson a mediados del siglo XIX, quien entró en un complejo conflicto con el Partido Republicano respecto a su gabinete. El segundo fue Bill Clinton, quien mintió sobre una relación extramarital.
Ahora tocó el turno a Donald Trump, quien enfrentará dos cargos en el Senado, abuso de poder y obstrucción del Congreso. El impeachment de Trump se debe a que el presidente presuntamente chantajeó al gobierno de Ucrania: si quería recibir ayuda financiera estadunidense debía investigar a la familia de Joe Biden, precandidato demócrata. Según lo votado el miércoles, Trump después entorpeció la investigación sobre el tema. La fecha para que se lleve a cargo su juicio sigue pendiente.
A pesar de que Trump enfrenta un juicio político y de que la evidencia en su contra es abrumadora, el presidente de Estados Unidos tiene la vía libre para reelegirse en noviembre del próximo año. No solo eso: el impeachment probablemente le ayude a conseguirlo. De llevarse a cabo el juicio antes de la elección, el Senado, controlado por los republicanos, evitará que se le destituya. Con ello saldrá fortalecido rumbo a una guerra ideológica sin precedentes en Estados Unidos: para los demócratas Trump es un corrupto, dispuesto a lo que sea con tal de salirse con la suya. Para los republicanos el impeachment no es nada más que el berrinche de un partido que busca robarles la presidencia a como dé lugar. En ese sentido, lo que Estados Unidos llama el alma de su país está en juego.
Pero los demócratas siguen sin encontrar a un candidato competitivo. Y los republicanos cierran filas: Trump es el último bastión de la ideología racista y xenófoba que gobierna su país y con la que ellos comulgan de forma cada vez más explícita.
¿Y México? México se juega el pellejo en 2020. Cierto que ninguno de los principales precandidatos demócratas está interesado en nuestro país, pero de reelegirse Trump, Andrés Manuel López Obrador tendría que lidiar con el bully mayor durante el resto de su sexenio.
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