La vez pasada comentamos el saldo agridulce que dejó para Claudia Sheinbaum la elección judicial y recibí algunos comentarios que me parecen valiosos para compartir ya que parten de una perspectiva distinta sobre el mismo suceso político inédito en México, tanto que la Organización de Estados Americanos no recomienda replicar en otras naciones.
Así, la muy pobre participación ciudadana en la elección judicial podría ser benéfica para la presidenta.
Si partimos de que la idea y reglas de la reforma judicial es hechura totalmente de Andrés Manuel López Obrador y que sus principales cuadros estaban seguros de ganar las principales posiciones, el nivel de participación ciudadana en las urnas sería irrelevante para el obradorato, pero no para los allegados a Sheinbaum.
Si en 2024 la maquinaria encabezada por López logró poco más de 35 millones de votos para Claudia Sheinbaum, pero en 2025 el mismo grupo político solo pudo conseguir votos de unos 10 millones de personas la caída es brutal indudablemente, la pregunta sería ¿quién falló, si el grupo cercano a López o la estructura del gobierno federal afín a Sheinbaum?
Porque si fue el gobierno federal el que hizo campaña de brazos caídos y dejó solos a los allegados a López Obrador para movilizar a la población –y que los resultados por regiones evidencian que operaron más en estados del sureste mexicano–, entonces los 10 millones de personas que fueron a votar efectivamente serían la fuerza actual del obradorato incondicional, sea el movido por voluntad propia o por programas sociales.
¿De que serviría este dato? Para distinguir que en 2024, en la elección federal, López y su equipo habrían aportado solo 10 u 11 millones de votos, y los otros 25 o 24 millones serían votos “propios” de Sheinbaum.
Si esta lectura la tiene Palacio Nacional, lo previsible será ver un mayor distanciamiento entre los allegados a Sheinbaum de los obradoristas duros e incondicionales, lo que podría ser aprovechado –también– por autoridades estadounidenses.