En esta época de luces centelleantes, risas contagiosas y canciones alegres, nos encontramos inmersos en la magia de la Navidad.
Sin embargo, en medio de la celebración, nuestras almas se llenan de recuerdos y emociones encontradas al recordar a aquellos que nos dejaron en el transcurso del año.
Son ausencias que se sienten más intensamente en esta temporada, cuando el espíritu navideño parece teñir todo con una mezcla única de alegría y melancolía.
Las luces parpadeantes en las calles nos recuerdan a las sonrisas que ya no iluminan nuestro camino, y los villancicos evocan risas y abrazos que ya no podemos sentir físicamente.
Sin embargo, aunque la tristeza pueda tocar nuestras almas en estos momentos, también debemos recordar que la Navidad es un tiempo de amor, de conexión y de compartir.
En cada adorno brillante y en cada rincón decorado, encontramos pequeños destellos de las memorias que compartimos con aquellos que ya no están físicamente a nuestro lado, los recuerdos de navidades pasadas nos asaltan con vivencias compartidas con aquellos que ya no están y las fotos en los portarretratos nos llenan de nostalgia al ver la cara de nuestros seres queridos que ya partieron.
Estos recuerdos son tesoros que nos acompañan y nos brindan consuelo en medio de la pérdida.
En lugar de sumergirnos en la tristeza, podemos elegir celebrar la vida de aquellos que han partido, recordando con cariño los momentos que compartimos y el impacto que tuvieron en nuestras vidas.
Cuando nos sentamos a la mesa, aquella en la que un año antes departíamos con ilusión y alegría festiva, hoy parece menos concurrida, pero cada lugar vacío nos recuerda la importancia de las personas o seres queridos que han tocado nuestras vidas de maneras invaluables.
En lugar de lamentar la ausencia física, podemos honrar a nuestros seres queridos recordando y compartiendo anécdotas, risas y lecciones de vida que nos dejaron como legado.
La Navidad nos ofrece la oportunidad de abrazar a quienes aún están con nosotros y de apreciar la importancia de cada momento compartido.
Al recordar a aquellos que han partido, podemos encontrar consuelo en la idea de que su amor y su legado perduran en nuestras vidas y en las vidas de quienes los conocieron.
En esta temporada de reflexión y conexión, extendamos nuestras manos y corazones a aquellos que también están atravesando el duelo.
Compartamos historias, ofrezcamos apoyo y permitamos que la magia de la Navidad nos una en el amor y la compasión.
Se que es muy difícil, en especial cuando es la primera navidad que encontramos alguna silla vacía en nuestra mesa, la realidad es que nunca te va a dejar de doler esa ausencia que te marca, pero aun y con ese vacío debemos seguir adelante honrando su memoria y su vida.
Deseo que esta Navidad sea un recordatorio de que, aunque las luces se apaguen y la música se desvanezca, el amor perdura y trasciende las fronteras del tiempo y del espacio, que encontremos en el recuerdo de nuestros seres queridos la fuerza para abrazar el presente y construir un futuro lleno de amor, esperanza y gratitud.
De verdad deseo que, en estas fechas, la luz de la memoria de nuestros seres queridos ilumine nuestro camino y nos guíe hacia un año nuevo lleno de amor, paz y la eterna presencia de aquellos que llevamos y llevaremos por siempre en nuestro corazón.
Hasta que volvamos a encontrarnos, ¡Feliz Navidad hasta el cielo Mamá !. Recordándote siempre.