El pasado dos de abril, se celebró en México el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo.
En los últimos años, se ha avanzado considerablemente en la aceptación del autismo, hemos roto algunos paradigmas en nuestra manera de pensar y ahora en lugar de buscar la forma de curarlo o evitarlo, empezamos a enfocarnos en aceptarlo, comprenderlo y en defenderlo.
Defenderlo, porque son muchos los derechos que tienen que respetarse para nuestros hermanos con síndrome autista.
Debemos trabajar en reivindicar su autoestima, su dignidad y hacerlos participes plenos y valiosos de nuestra comunidad.
Hay muchísimo por hacer, día a día las personas con autismo sufren de discriminación e innumerables retos y todo porque la sociedad que los acoge no logra comprenderlos, entenderlos o incluirlos.
Las personas con autismo poseen una enorme cantidad de talentos, pero no son reconocidos en su mayoría por el ambiente o sociedad en la que se desarrollan.
México tiene un déficit de concientización en torno a la inclusión, independientemente del grupo que sea, a México le falta cultura, le falta educación, le falta sensibilidad.
Y es que lamentablemente así nos educaron, cuantas veces no escuchamos en la calle comentarios del tipo “pobrecito está enfermo”, “no lo veas, ese niño esta malito” o demás comentarios estúpidos en este sentido.
Nada de pobrecitos y nada de malitos, simplemente son niños con enormes capacidades y grandes cualidades que tuvieron la mala suerte de crecer en una sociedad ignorante e intolerante y pa acabarla de amolar, con falta de criterio o disposición para aprender.
Para los familiares de niños autistas, la inclusión comienza en nuestra casa, comienza en cada uno de nosotros.
Con la aceptación de un diagnóstico podremos entrar en una etapa de resiliencia para comenzar a hacer lo que se tiene que hacer, no es fácil, pero hay que entrarle.
Lo primero es hablar con nuestro círculo primario de amigos, familiares y poco a poco empezar a permear hacia más ámbitos de nuestra comunidad.
Debemos hablar de autismo en la escuela, desde los primeros grados, solo así podremos transmitir la sensibilidad a nuestros niños para que comprendan, asimilen y comprendan la diversidad y nuestras diferencias.
Si logramos que nuestros niños respeten nuestras diferencias como personas, estaremos dando un paso gigante hacia la inclusión y la aceptación. Después viene la aceptación en el entorno laboral y en la integración social, pero eso será para otra plática.
Soy el orgulloso tío de un tremendo ángel que me ha hecho pasar por todo tipo de situaciones, desde ponerme feliz y contento con su accionar, hasta hacerme enojar, renegar y asustarme de cosas que después les contaré, pero el problema no es de mi sobrina, el problema somos nosotros que no hemos entendido como tratarle y apoyarle, estamos aprendiendo sobre la marcha y la cosa es difícil, pero en el camino hemos encontrado amigos, familia, organizaciones que día a día luchan por un México más inclusivo.
Danos algo de tiempo Mini, sabemos que son personitas maravillosas, pero como muchos, apenas estamos aprendiendo y no tenemos manual.
Ojalá podamos generar conciencia en torno a esta situación y pongamos todos de nuestra parte, la tarea es ardua, pero llena de satisfacciones, la inclusión es un derecho y un compromiso de todos, luchemos por hacer que cada día nuestro mundo, sea un mundo más azul.