Cultura

En platos de madera

Hasta hace unos años, todo hogar en México contaba con un área específica para consumir los sagrados alimentos, este espacio podía localizarse en el interior de la cocina o a un costado, en el comedor. Como parte del mobiliario común se encontraba una mesa, con al menos cuatro sillas, y la vitrina o mueble trinchador. En este último se colocaban enseres de cocina como jarrones o refractarios grandes y, además, una vajilla de más de 30 piezas, que, en el mejor de los casos, pocas veces se usaba. El material de esta loza podía ser de cristal o cerámica, en diseños de talavera o con filos dorados e ilustraciones ahora llamadas vintage. Para el consumo diario se disponía, como hasta la fecha, de vajillas que iban desde plástico, melamina, barro, cerámica sin diseño, entre otros de menor calidad.

El estudio acerca de los componentes de la mesa puede parecer enfocado en su totalidad al diseño y uso de colores, destacando marcas o diseñadores que imprimen un estilo o tendencia en servilleteros, saleros, pimenteros y cubiertos. Sin embargo, podemos ir más allá si analizamos cuál era la importancia de la cocina aristocrática a partir de la Edad Media.

Para el artista plástico Ricard Huerta, en su artículo La jerarquía de la mesa y el diseño de la vajilla como elementos de educación artística desde la cultura visual, la vajilla juega un papel crucial en el mundo restaurantero, pero su origen puede estar ligado a la Época Medieval, con la creación de las ciudades, su legado feudal y su deseo por la distinción. Razón por la cual, el interés por ofrecer banquetes o comilonas, como símbolo de poderío o riqueza, debían estar acompañados por vajillas de estaño o cerámica fina.

Sin embargo, con el objetivo de mantener dicha distinción, la implementación o introducción de nuevos platillos, especias y protocolos en la mesa, la vajilla sufrió incorporaciones o eliminación entre sus componentes, por ser considerados como cotidianos o pasados de moda. El principio dictaba que, entre más fácil de conseguir fuera un alimento, menos valor tenía. Ejemplos como la pimienta y el ajo, de suma relevancia a inicios del siglo XII, dan cuenta de ello. Mientras que la mantequilla, forma parte de aquellos que ganaron popularidad en esta época, razón por la cual se sumó un aditamento para su consumo.

Por otra parte, la disertación de Huerta se sustenta en autores como Pierre Bourdieu o Roland Barthes. Donde, el primero, ha construido un razonamiento de la sociedad a través de la distinción. Mientras que el segundo, a través de su obra Mitologías, plantea un alocución en torno a la vajilla y la decoración de platillos como una manera de disfrazar, u ornamentar, la realidad de la cocina, su parte salvaje. 


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Benjamín Ramírez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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