La fascinación por los fósiles tiene historia, como fascinante es conocer y asombrarse por la existencia de los seres vivos en la tierra cuando apreciamos la gran diversidad que existe y las adaptaciones que han desarrollado para sobrevivir Empédocles filósofo y político griego (495-435 a. C) en su poema “Sobre la naturaleza de los seres”. menciona “que no existe nacimiento de ningún ser mortal, ni desaparición en la muerte, puesto que todo es mezcla y modificación de lo mezclado” para este autor la creación de los seres vivos se dio cuando en la tierra reinaba el amor y la armonía.
En este sentido los fósiles se interpretaron de diversas formas acorde a la época de su descubrimiento, así fueron considerados desde adornos de antiguos habitantes, castigos o premios de los dioses para los humanos, o ensayos de seres que no resultaron.
Cuando los fósiles que se descubren fueron de grandes mamíferos como los mastodontes, en donde se percibe una foseta nasal en la región centro frontal del cráneo, se interpretó como el ojo único que poseía un gigante al que se le dio el nombre de cíclope.
Los fósiles fueron al tiempo, reconocidos como evidencia del origen orgánico de los seres vivos, sin dejar de despertar siempre, el interés y la fantasía que estas evidencias de la vida extinta provocan en el imaginario colectivo.
En este contexto los fósiles han sido sujeto de interés por muchos individuos, coleccionistas y áreas del conocimiento.
En el mercado se les promueve como un regalo único, original, e incluso con fines didácticos, en consecuencia, registran diversos montos económicos acorde a la conservación del fósil y a su exclusividad
El 18 de julio de este año fue del conocimiento público la venta del esqueleto completo de un estegosaurio de 150 millones de años en un precio récord de 44,6 millones de dólares, lo que equivale a más de $ 800 millones de pesos mexicanos, superando el precio que alcanzó en el año 2020 el esqueleto de un Tiranosaurio Rex que fue de 31.8 millones de dólares
El valioso estegosaurio (lagarto de techo, por sus placas dorsales) cuenta con 254 elementos óseos originales de los 319 que tuvo en vida, se le conoce como “Apex”, y al margen de sus 9 metros de largo y 8 de alto tenía un cerebro muy pequeño, era herbívoro y tragaba piedras para ayudar a digerir su alimento vegetal.
Un buen deseo seria invertir en la biodiversidad actual.