En marzo de 2012 el gobierno de México, a través de la Secretaría de Economía y su entonces titular Bruno Ferrari, lanzó una promesa: el país será en 2020 parte de las 10 naciones de mayor exportación aeroespacial en el mundo; el sector dará empleo a 110 mil personas y generará ventas al exterior por 12 mil millones de dólares (mdd); incluso algunos se preveían unos años después la posibilidad de armar aviones completos en el país. Pero las promesas no aterrizaron.
La actualidad es muy diferente a ese sueño; este sector da trabajo directo a 23 mil 632 mexicanos, 19.9 por ciento menos de lo que empleaban antes de la pandemia de covid-19, de acuerdo con cifras del Inegi.
Mientras que datos de la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA) muestran que las exportaciones alcanzaron en 2021 un valor de 6 mil 755 millones de dólares, 2 por ciento mayor a lo registrado un año antes.
Ya ni decir qué sucedió con el ranking mundial de exportaciones aeroespaciales, pues de acuerdo con cifras del Observatorio de la Complejidad Económica (OEC) para 2020 México no estuvo entre los 10 con mayores del mundo, ocupando la posición 17.
¿Qué sucedió? En la visión del embajador de la alianza industrial del futuro de Francia, Alfred Rodríguez, la falta de una verdadera política industrial transexenal o “un empresario como Elon Musk, que no la necesita, sería un impulsor para esta industria”.
El sueño del avión mexicano
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Desde 1912 cuando el mexicano Juan Guillermo Villasana diseñó una hélice de madera, más ligera que las usadas por los hermanos Wright, en el país se ha acariciado la idea de crear y fabricar aviones al 100 por ciento en México.
La industria aeroespacial nació a escala global con la posguerra. “Cuando terminó la segunda guerra mundial varios países quedaron destrozados, en cenizas, se tenía que reconstruir todo y de manera inteligente los presidentes de esa época crearon una política industrial más allá de un mandato, lo que permitió a las empresas desarrollarse y crecer”, comenta Rodríguez.
“En México el problema es que no hubo política industrial, ni el ecosistema para crear biológicamente las empresas que pudieran emerger para este sector”, explicó a MILENIO.
Pero la cercanía con Estados Unidos atrajo empresas. Hacia 1980, Honeywell instaló una planta de componentes aeroespaciales en Mexicali, donde también hace 15 años se hace ingeniería y pruebas avanzadas. También en 1990 llegó la francesa Safrán con una planta de cables a Chihuahua; y en 2005 Bombardier se instaló en Querétaro.
Luis Lizcano, presidente ejecutivo de la FEMIA, afirmó que la pandemia fue un duro golpe para el sector que limitó aún más su crecimiento, pues en 2019 las exportaciones del sector superan los 9 mil mdd, pero para 2020 estas se desplomaron 31.8 por ciento.
“En 2021 empezamos muy lento el año, hubo momentos buenos y terminamos con 2.3 por ciento de crecimiento. Para 2022, los datos de los tres primeros meses apuntan a un mejor arranque”, comentó en conferencia, estimando que este año pueda llegar a 8 mil millones de dólares y el sector tenga una recuperación total hasta 2024.
Capacidad
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Las empresas aeroespaciales hacia el año 2000 tenían presencia en México, pero no como un sector formado. Para 2014, había 200 fábricas y las inversiones al sector sumaron más de 2 mil mdd y en 2013 se exportaba 5 mil 463, de acuerdo con Proméxico.

Existen en el país 368 plantas industriales divididas en cinco regiones, las cuales se conforman por 19 estados, siendo los más importantes Baja California, Sonora, Chihuahua, Nuevo León y Querétaro.
Algunas empresas que hay en México son Aernnova, Airbus, Bombardier, Collins, Daher, Eaton, General Electric, GKN, Gulfstream, Honeywell, Rolls Royce, Groupe Letécoère, Meggitt, Safran Group, Sargent, Textron, entre otros.
"Manejamos prácticamente todas las partes de un avión, desde componentes de propulsión, sistemas eléctricos, de aterrizaje, partes plásticas, entre otros. México tiene un desarrollo importante de presencia en todos los sentidos", explicó Luis Lizcano de FEMIA.
Oportunidades
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Para el embajador de la alianza industrial del futuro de Francia es importante también, además de impulsar una política industrial incluyente, que existan empresarios nacionales que apuesten por el sector.
"Si hubiera un Elon Musk en el país que no le importe la política industrial, podría ser un gran motor, hay empresarios atrevidos en México, pero falta mucho en ese sentido", destacó.
También considera que la falta de desarrollo de proveedores locales es una limitante pues no cuentan con la tecnología que les permita ofrecer la calidad que requiere la industria.
Luis Lizcano dijo que es importante trabajar en la adopción de la industria 4.0, lo cual puede hacer que crezcan las opciones para las empresas nacionales.
"Otra tendencia es la reestructura de las cadenas de suministro global, en la cadena de suministro del sector aeroespacial se pueden tener 6 millones de partes, es una gran variedad y en algunas se podrán sumar empresas mexicanas", refirió.
AMP