Las sensaciones en el estadio Azteca eran distintas. América, el eterno rival deportivo de Pumas, había consumado un resultado inesperado y doloroso en la vuelta de las semifinales. Universidad Nacional se despedía de las aspiraciones de título y Liguilla, de la peor manera, vapuleado por su antagonista de siempre. El marcador global indicaba un 7-2 irrefutable, aunque la pizarra de esa noche mostraba un 6-1 que quedará para la posteridad de esta enemistad sobre la cancha.
A los pocos minutos posteriores de la debacle, David Patiño compareció en conferencia de prensa, abatido, derrotado, ojos rojizos y pocas palabras… “Cometimos demasiados errores y con tanta adversidad y capacidad del rival, es difícil aspirar a ganar. Me encuentro con mucho dolor y siento que le fallé a la afición”, decía. Las gesticulaciones y lenguaje corporal del timonel auriazul indicaba lo peor, que su proceso al frente de Pumas habría terminado. Las razones ahí estaban.
Cuando se le cuestionó sobre su continuidad, Patiño Oviedo dudó por instantes, antes de contestar que: “Acabo de hablar con mi directiva; en el papel, estamos en las mismas, en seguir adelante”. Aún con las palabras del encargado técnico, las determinaciones que se toman en la cúpula de Pumas muchas ocasiones no obedecen a la lógica. La semana pasada se esperaba conocer un veredicto final que indicara cuál sería el futuro del primer equipo y de David.
Así, en una escueta conferencia de prensa, días más tarde, Leandro Augusto, director deportivo del equipo, anunció la continuación del proyecto al frente del equipo para Patiño, al menos por seis meses más y de paso, la baja de Matías Alustiza, del que no hicieron efectiva su opción de compra. Algo tiene David, que a pesar de las constantes críticas y vituperios, cuenta casi siempre con la confianza de quienes debe, para salir avante. El Clausura 2019, eso sí, podría ser su última oportunidad.
Luego de tomar en las últimas seis jornadas del Apertura 2017 a Pumas, Patiño fungió como un enlace entre las fuerzas básicas y el escuadrón estelar, fue el eslabón que hacía falta para reanimar La Cantera y con ello, que los jóvenes prospectos con cualidades, rindieran y se mostraran en Primera División. Era el ideal para mantenerlo luego de interino y parecía, que los resultados no serían tan adversos. David se fue ganando un crédito de la afición, pero ya en el Clausura 2018, aunque el final incrementó las dudas.
Como ocurrió en el reciente AP18, Patiño y Pumas sucumbieron en la Liguilla del primer semestre del año ante América y por goleada. Universidad perdió por 6-2 luego de 180 minutos disputados entre CU y el estadio Azteca. En ese momento, las críticas apuntaban a la silueta del entrenador, perseguido por una personalidad discreta, que poco identifica a los protagónicos Hugo Sánchez o Migue Mejía Barón, estrategas predilectos de la grada del Olímpico del Pedregal; símbolos de éxito.
En cuanto al torneo de Copa, tampoco ha servido como una especie de bálsamo para aliviar los males de David Patiño. El entrenador, en este certamen, le ha dado vuelo a sus promesas de casa, pero en el momento de mayor presión, aún alternando con titulares de Liga, han quedado fuera del certamen. En la versión del Clausura 2018 se instalaron en cuartos de final, donde los echó Necaxa; meses después, repitieron alcance y suerte. Esta ocasión, León los eliminó de la competencia en turno.