Chivas encontró un salvavidas inesperado que después se convirtió en el pilar de un proyecto. Edgar Mejía tomó las riendas del equipo femenil cuando el panorama lucía más oscuro que nunca y estuvo a un paso de conseguir el segundo título para el club. Ahora, con un rumbo claro, renovó por dos años más con el conjunto que le ha permitido demostrar lo que puede ofrecer como director técnico.
El equilibrio entre lo táctico y la gestión grupal tienen a Chivas Femenil como uno de los mejores equipos la liga. "A mí no me preocupa que no dominemos un sistema al 100 por ciento, pero que por lo menos tengamos de donde echar mano una o dos opciones en algún momento. Hoy en día podemos implementar más cosas para seguir acrecentando el volumen de juego, que es quizás tener más el balón, ser más regulares en la recuperación de la pelota, o no estar atenidos a que algunos partidos los jugamos mal y se ganan", comentó Mejía.
Una de las claves del equipo ha sido la relación entre Carolina Jaramillo y Alicia Cervantes. Ambas han cargado con la ofensiva del equipo gracias a un entendimiento importante, pero para Edgar es solo un caso dentro del equipo. "Hay muchas asociaciones muy buenas en el equipo, no todas serán amigas, no todas se llevarán bien, pero si son profesionales van a ser buenas compañeras. Claro que en el terreno de juego también juega eso. Buscar asociaciones en el futbol de repente es lo más complicado", contó.
Otro ejemplo de evolución en su equipo ha sido Damaris Godínez. Una futbolista que se encuentra como lateral izquierda jugando a perfil cambiado. Para el entrenador, era un tema de confianza. "Fue un trabajo de poquito en poquito, lo primero la confianza. Podrá venir Guardiola y decirle cómo salir pero si un jugador no está convencido o no siente que puede es imposible. Fue subiendo su nivel, se le dio la confianza. Se ganó su lugar, inició de titular, y cuando un jugador juega y es de regular a bien, podrán salir o no las cosas pero si mantienen una regularidad a fuerza su nivel sube", explicó Edgar.
Por otro lado, el futuro del equipo no le preocupa, pues habló de dos promesas importantes en la institución: "Hay dos jugadoras que como todas otras que vienen saliendo, en esas posiciones, son el futuro del equipo: Isabella (Gutiérrez) y Paloma (Magallanes) (...) Son jugadoras que van más adelante, que ven otras cosas, no voy a comparar pero hay jugadores que así les da. Siempre están bien parados, ya vieron la jugada antes de que les llegue el balón. A esas jugadoras lo que uno tiene que hacer como entrenador es no desentrenarlas, no volverlas malas jugadoras por aferrado uno. Es tener el conocimiento lo más extenso posible de dónde pueden ayudar más al equipo" reveló el estratega sobre sus futbolistas.
Estar al frente del proyecto al menos durante los próximos años lo llenan de orgullo, pero conoce la responsabilidad que eso conlleva. Además, tiene una manera peculiar de definirlo. "El proyecto como tal para mí es el mejor del país y me atrevería a decir que del continente, en cuestión de básicas, de infraestructura, de entrenadores, logística, presupuesto, muchísimas cosas. Porque la apuesta de Amaury no es que el equipo gane a como dé lugar, es trascender, es inspirar a México, inspirar a mucha gente, inspirar emociones, alegría. El equipo está diseñado para inspirar", dijo Edgar sin miedo a caer en romanticismos.
"Mi realidad es esta y si toda mi vida me quedo en el Femenil yo feliz. La vida me irá dictando el camino. Estoy dando lo que más puedo", agregó Edgar para demostrar el compromiso que tiene actualmente. Su poca experiencia como técnico en Primera no le ha representado un obstáculo, sino todo lo contrario, le ha generado aún más ganas de trascender.
JMH
