Los vestigios recuperados en el subsuelo del Museo Metropolitano siguen aportando información para conocer cómo vivían los regiomontanos de siglos pasados.
Hace unos meses, el área de arqueología del Centro INAH Nuevo León retomó la investigación de los vestigios recuperados durante 2008, los cuales revelan la diversidad de actividades que se realizaban en dicho espacio.
La arqueóloga Araceli Rivera Estrada participó en el rescate arqueológico de la zona norte del inmueble, espacio de donde se recuperaron clavos, botones, crucifijos, vasijas, talladores e incluso una moneda fechada en 1770.
A una década de realizarse el salvamento arqueológico, los trabajos de registro e investigación de los materiales ofrecen una mirada sobre el nivel de vida de los pobladores de Monterrey de aquella época.
“Los materiales recuperados nos dan cuenta de la diversidad de funciones que hubo en ese espacio, pero también es un reflejo de la condición económica que imperaba en la sociedad regiomontana de 1700 a 1800”, comentó Rivera Estrada en entrevista.
El proyecto Salvamento arqueológico Museo Metropolitano de Monterrey ha continuado a pesar de registrarse las excavaciones en 2008. El año pasado se retomó el registro de los materiales los cuales fueron ingresados al catálogo del INAH Nuevo León.
¿Caldo de cabrito o pescado?
Lo que hoy conocemos como Museo Metropolitano funcionó anteriormente como las Casas Reales mientras que también era sede de un mercado popular.
En los trabajos de excavación también participaron los arqueólogos Enrique Tovar Esquivel y Julia Santa Cruz Vargas, quienes apoyaron en la recuperación de una amplia variedad de vasijas y cerámicas.
La información es valiosa porque en algunas ollas se encontraron vestigios de lo que pudo ser la comida o cena de los regiomontanos de 1700. Gracias a análisis realizados en la Ciudad de México, se determinó que restos de cabritos y peces fueron cocinados en dichas piezas.
“Se identificó que había huesos de cabritos, de res e incluso peces, es interesante saber qué comidas estaban preparando y podría ser el resultado de comidas que hoy consideremos muy regionales”, agregó Araceli Rivera Estrada.
Otro aspecto que llama la atención de la investigadora es el uso de herramientas que se asocian a las culturas indígenas de la localidad, como talladores y cortadores de piedra, por los mismos carniceros del Monterrey colonial.
A pesar de cumplirse una década de los trabajos de excavación en el Museo Metropolitano, aún queda pendiente recuperar mayor información que permita a los investigadores hacerse una imagen de cómo era la sociedad regiomontana de hace 300 años.
“Hay un tipo de cerámica muy propia pero no sabemos dónde estaban los talleres de cerámica en Monterrey, o la gente que trabajara el metal o el vidrio. No contamos con documentos históricos, pero sí con las piezas que eran importantes para la vida cotidiana de la ciudad”, apuntó.