Si a Crista Natalia le hubieran preguntado hace un par de años dónde se imaginaba trabajando, habría respondido con certeza que en las alturas, recorriendo cielos como sobrecargo de aviación. Pero su realidad, al menos por ahora, se encuentra mucho más cerca del asfalto que de las nubes.

A sus 22 años, con una licencia recién obtenida que la autoriza para volar como integrante de una tripulación de cabina, Crista forma parte de la nueva generación de agentes de la Dirección de Tránsito y Vialidad de Ciudad Madero .
“Yo llegué aquí porque buscaba empleo, salió la convocatoria y dije ‘de una vez aprovecho’. Mis familiares estaban sorprendidos porque pues no se lo imaginaban. Este trabajo me enseñará mucho y ganaré mucha experiencia”, menciona.
Casi es mediodía, y antes de salir a las calles para sus prácticas, Crista se dirige al aula. Ahí, personal certificado imparte la parte teórica del curso de formación, que se extiende por más de 10 semanas.
Apenas van cuatro, y aunque aún queda mucho por aprender, hay dos aspectos que no le resultan ajenos: la atención al ciudadano y la seguridad. Ambos fueron parte fundamental de su formación como sobrecargo, y ahora, inesperadamente, también en su nuevo rol como auxiliar vial.
“Hay que tener mucha empatía con la ciudadanía. Porque uno no puede abordar a la gente así de forma grosera. Hay que hacerlo con empatía, que se sientan con la confianza en nosotros porque al final de cuentas nosotros estamos aquí para su seguridad”, añade mientras se alista para la clase junto a su compañero David Herrera, de 25 años de edad y quien también fue uno de los seleccionados para pertenecer a las filas.
A diferencia de Crista, David no cambió de cielo, sino que busca despegar. Encuentra en esta convocatoria una oportunidad para crecer y sobre todo, para financiar sus estudios. Sueña con estudiar Derecho y Ciencias Políticas.
Sabe que conocer el reglamento de tránsito, los artículos, las infracciones y sobre todo, tratar con la ciudadanía en la calle, será un buen preámbulo para el camino que quiere recorrer.
“Es una oportunidad que se me presentó. Vi la convocatoria y me interesó mucho. Entre más escarbas, más te das cuenta de lo que quieres ser, honestamente”.
Crista y David son parte de los 35 nuevos trabajadores de la Dirección de Tránsito y Vialidad de Ciudad Madero, una corporación marcada por la desconfianza ciudadana y el estigma de la corrupción.
La institución, durante años, ha estado envuelta en polémicas y señalamientos por prácticas indebidas de sus elementos, expuestas una y otra vez en redes sociales y medios masivos. Pero ambos no se intimidan.
“Venimos con esa chispa de trabajar, nosotros también como ciudadanos queremos tener un cambio para bien. O sea, para bien, siempre todo para bien . ¿Crees que se pueda cambiar esa percepción? Sí, claro que sí. El director de tránsito viene con una visión muy disciplinada, de lealtad y siempre nos motiva”, señala Crista.