Nacida en el año de 1922, María Luisa Cabañas, recuerda sus mejores años de vida cuando era soltera, pues a mediados de los años cuarenta acudía a los salones de bailes donde tocaban las orquestas más populares de ese tiempo, y ponían a bailar a todos con el ritmo de la epóca. A pesar de ello, se dice sentir triste por haber llegado a su edad, además de sorprenderse al “verme como me veo”.
Al celebrar junto a sus tres hijos el Día del Abuelo, la señora de 99 años aseguró que durante su vida ya se divirtió, paseó e hizo de todo, aunque actualmente le entristece saber que en cualquier momento puede dejar este mundo.

“Me gustó mucho cuando era soltera, me gustaba mucho pasearme y bailar mucho, entonces había muchas orquestas que tocaban para bailar el día que quisiera, bueno ponían en el día. El último baile al que fui estaba aquí en la colonia Roma, iba yo a esos bailes. Ya me divertí, ya paseé, ya hice todo, así que ahora estoy así y que bueno porque mucha familia mía ha fallecido y yo todavia estoy aquí, me siento bien”, expresó.
“Me siento bien, no tengo nada, pero sí me siento triste porque llegué a esta edad, que yo no sabía que iba a llegar a esta edad, y sentirme y verme como me veo, pero así lo pone Dios nuestro señor a todos los que somos personas ya como yo, aguantamos, nos ponemos lo que diga Dios, eso es lo único que tengo yo. Que diga él si me deja más, o me voy mañana, al rato, no se sabe”, agregó.

Madre de tres hijos, abuela de cinco nietos y bisabuela de cuatro bisnietos, María Luisa Cabañas recuerda con cariño a su esposo, quien murió hace más de 20 años, viviendo uno de los momentos más difíciles de su vida. Pues ella al ser originaria de Tlaxcala, en 1986 se mudó junto a su esposo a la colonia Portales, en la alcaldía Benito Juárez, donde pasó la mayor parte de su vida junto a el señor, quien fue sastre cortador.
“Viví yo con mi esposo, mi esposo era un sastre cortador, que tenía su despacho ahí en el Zócalo, a un lado de la Iglesia, ahí tenía su despacho, mi esposo era cortador de trajes, y nosotros vivíamos en la colonia que está cerca de la Alameda, por Bellas Artes y ahí viví muchos años”, relató.
Con cariño, mencionó que la vida con su esposo fue de lo mejor, pues jamás recibió un mal trato de él, sino lo contrario, ya que salían constantemente junto a sus hijos a pasear por la ciudad, donde acudían a los cinemas que existían en los años sesenta.
“Nos fuimos a casar en Puebla, porque vivían mis papás en Puebla, me casé allá, nos casamos, viví feliz porque no hubo nada de golpes, no hubo nada de nada, viví feliz. Se siente triste porque ya me voy. Me siento así, mal, porque así lo dispone Dios nuestro señor, aquí todavia me dejó vivir mis años aquí”, comentó.
Finalmente, la señora expresó que “mis hijos se casaron y ahora veo a mis nietos, es triste porque ya me voy a ir, pero me voy feliz, porque tuve mi familia bien, ellos no me dejaron nunca”.
Por su parte, su hijo José Antonio Hernández Cabañas, se dijo muy feliz por tener aún a su madre, “la mejor mamá”, pues aseguró que desde niño lo apoyó mucho junto a sus dos hermanas.
“Ha sido una persona enérgica, muy limpia, muy responsable con sus obligaciones, nos hacía de comer, nos hacía responsables en la escuela, nos traía y nos llevaba de pequeños, eran tiempos difíciles porque no había mucho transporte, caminábamos mucho, es bonito recordar y ahora a la fecha es satisfactorio estar con ella”, expresó.
Al platicar sobre la muerte de su padre, debido a un paro cardíaco, José Antonio lamentó cuando su madre se siente mal, ya que “ella se siente luego mal porque toda su familia ya falleció, mis tíos, abuelitos, compadres, sobrinos muy jovenes, todos han fallecido y ella esta en un dilema de ya cuando viene por ella, por eso luego se siente triste, porque ya queda solo ella”.
DMZ