A Ramón Agustín Bacre González
El arte nacional pos revolucionario tuvo una de sus máximas expresiones culturales en la pintura y las creaciones de la triada de los artistas Siqueiros, Orozco y Rivera, con sus aportaciones en el llamado muralismo mexicano, y el apoyo de figuras como Álvaro Obregón, José Vasconcelos, Lázaro Cárdenas y Vicente Lombardo Toledano -entre otras-. Decoraron y embellecieron las paredes, los muros, frontispicios de oficinas gubernamentales, además de plazas y paseos urbanísticos, junto a locales universitarios, académicos y de asociaciones civiles, educativas, obreras, religiosas y culturales en general, como ya dijimos: el movimiento muralista mexicano (movimiento que, con el colorido y aportaciones “sacadas” de Juan Cordero, va también a colorear a los Tamayo y Toledo, posteriores, venideros y herederos…)
Ese esplendor artístico y pictórico -a la mexicana- tiene su origen, dicho entre otros, por los tres más grandes muralistas que hemos tenido, más los que vinieron: el pintor teziuteco-poblano-mexicano al que con esta colaboración cerramos sus principales rasgos y, con la venia de ustedes, amables lectores de Notivox Puebla, les hemos venido entregando y dándoselos a conocer… vaya, pues.
La influencia del positivismo del francés Augusto Comte, que señalaba que el conocimiento tenía que basarse en la experiencia, es decir, en los datos “positivos”, tuvo su gran influencia en el también poblano Gabino Barreda (quien se había hecho muy amigo de Juan Cordero), por lo que a su vez, convencido por don Justo Sierra (oriundo de Campeche, periodista, jurista, ministro y fundador en 1910 de la universidad nacional), le ofrecieran a Cordero los muros de la Escuela Preparatoria en San Ildefonso para plasmar en ellos los “Triunfos de la Ciencia y el Trabajo sobre la Envidia y la Ignorancia”. Y así, Juan Cordero a dio a la tarea de realizar el “Primer Mural Laico y de Mensaje Social de la Historia en México”.
“El mural fue de un clasicismo académico, realizado con entusiasmo y maestría, únicas y, para más, gratuitamente; es decir, por la enorme tarea, Juan Cordero no cobró un solo centavo”. (Saber Ver, Lo contemporáneo del Arte. Henestrosa, A. y otros, Julio-Agosto 1998. Fundación Cultural Televisa, AC). Aparte de los textos entrecomillados y transcritos, textualmente, el espíritu de mis líneas obedecen, en mucho, al sentido y dirección de este número monográfico que Saber Ver le dedicara al pintor teziuteco-poblano-mexicano: Juan Cordero.
Con este tríptico, que hoy termina, dedicado a la figura y a la familia de Juan Cordero Hoyos, creemos -gracias a nuestro diario Notivox Puebla, inscrito en ese gran trabajo del periodismo regional- que es una manera de reivindicar y dar a conocer a las mujeres y hombres que han contribuido con sus aportaciones, trabajo, creaciones y generosidad a impulsar y fortalecer el desarrollo y progreso de sus comunidades, de sus regiones, con sus habitantes, en este caso, de la región histórica del Totonacapan. Muchas gracias y muchos saludos para todas y para todos…
Víctor Bacre