Entre confusiones y descontento en México por las reformas a la Ley General de Salud en materia de Salud Mental y Adicciones, recibimos ahora, el Informe Mundial sobre Salud Mental: Transformar la Salud Mental para Todos Panorama General que emitió la Organización Mundial de la Salud (OMS) el pasado viernes 17 de junio del presente; que palabras más palabras menos, confirma lo dicho y lo hecho por los legisladores encargados de la reforma nacional y activistas de organismos de la sociedad civil organizada que los acompañaron:
no cabe seguir actuando como de costumbre, es necesaria una transformación en la atención de salud mental de todos los países.
“En el núcleo de la reforma de la salud mental en la mayoría de los países se encuentra una importante reorganización de los servicios de salud mental.
En lugar de atender a pacientes con graves trastornos mentales en hospitales psiquiátricos, los países deben privilegiar la prestación de servicios de salud mental en la comunidad”.
Abre el texto del capítulo 7 titulado Reestructuración y ampliación de la atención de salud para lograr un impacto Transformar la salud mental significa reforzar la atención comunitaria para todos los que la necesitan, del Informe que puede ser consultado y descargado en línea en la página oficial de la OMS.
A través de 8 capítulos, el documento explica Principios y Elementos Impulsores de la Salud Mental, las Necesidades de la Transformación de Atención a la Salud Mental, la Justificación, Beneficio y Fundamentos del cambio.
A 20 años que la OMS publicara el histórico Informe sobre Salud Mental en el Mundo 2001:
Nuevos conocimientos, Nuevas Esperanzas, las recomendaciones planteadas en aquel momento podrían seguir vigentes hasta hoy día, pues, los últimos análisis de la OMS sobre los resultados de plan de acción de los países ha mostrado un lento avance: el enfoque de atención a la salud mental sigue siendo el de siempre y encima, el aumento de graves consecuencias de los trastornos mentales en las personas debido al insuficiente e ineficiente sistema de salud de los países.
Aproximadamente una de cada ocho personas en el mundo vive con algún trastorno mental. La prevalencia de los distintos trastornos mentales varía en función del sexo y la edad.
Los trastornos de ansiedad y los trastornos depresivos son los más comunes, tanto en hombres como en mujeres, revela el informe.
A nivel mundial, puede haber 20 intentos de suicidio por cada fallecimiento, es una de las principales causas de muerte entre los jóvenes.
Las personas que viven con esquizofrenia u otros trastornos mentales graves fallecen, en promedio, entre 10 y 20 años antes que la población general, a menudo por enfermedades físicas prevenibles.
Desde el punto de vista económico, la esquizofrenia es el trastorno mental más costoso por persona para la sociedad.
Los trastornos depresivos y de ansiedad son mucho menos costosos por persona, pero son mucho más frecuentes y, por lo tanto, contribuyen en gran medida a los gastos totales a nivel nacional.
En promedio, los países dedican menos del 2% de sus presupuestos de atención de salud a la salud mental.
En los países de ingresos medianos, más del 70% del gasto en salud mental sigue destinándose a los hospitales psiquiátricos.
Casi la mitad de la población mundial vive en países en los que solo hay un psiquiatra por, al menos, cada 200 000 habitantes.
Además, refiere el informe, varios factores impiden que las personas busquen ayuda para sus trastornos mentales, como la mala calidad de los servicios, los bajos niveles de conocimientos sobre salud mental, la estigmatización y discriminación.
Es vital incluir la salud mental en los conjuntos de servicios esenciales de la cobertura universal de salud.
También es vital integrar la atención de la salud mental y física, que mejora la accesibilidad y reduce la fragmentación y la duplicación de recursos para satisfacer mejor las necesidades de salud de las personas.
Aplicar las convenciones de derechos humanos acordadas internacionalmente, como la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), se pueden lograr importantes avances en derechos humanos.
Se necesitan tres tipos de compromiso político— expreso, institucional y presupuestario — para impulsar el programa de salud mental. La promoción, la evidencia y el contexto político pueden influir enormemente en el fomento del compromiso y el liderazgo.
La prevención del suicidio es una prioridad internacional, como se refleja en la meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de reducir la tasa de mortalidad por suicidio en un tercio para 2030.
Así pues, las vías de transformación para la atención de salud mental de todos países son tres:
profundizar el compromiso de priorizar de la misma manera la salud física y la salud mental, reorganizar los entornos no solo hospitalarios y/o sanitarios, también los de casa, escuela, comunidad y trabajo y por último reforzar la atención a la salud mental desde un enfoque de derechos humanos fuera de los hospitales psiquiátricos.
Primero Persona.
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