Cultura

La cultura de la incultura…

  • Columna de Román Munguía Huato
  • La cultura de la incultura…
  • Román Munguía Huato

La cultura de la ignorancia, la de los que no entienden que no entienden. La cultura de la desilustración tecno–burocrática neoliberal y del “pensamiento único” o unidimensional. Va un ejemplo de desvarío de la incultura: Enrique Peña Nieto calificó el legado cultural y la visión de estado de estado de Rafael Tovar y de Teresa a la altura de lo que José Vasconcelos, Ignacio Manuel Altamirano, Justo Sierra o Jaime Torres Bodet hicieron. En pocas palabras, Peña Nieto desconoce totalmente la obra trascendental de quienes podemos considerar caudillos culturales en la historia de México. Eso pasa por no ler. El presidente añadió: “A Rafael le debemos la autoría de uno de los capítulos más importantes de la cultura del País, del universo de expresiones de nuestro pueblo, de nuestros pueblos: amó profundamente a México, amó las civilizaciones milenarias, el México colonial y el México independiente. Su extraordinaria sensibilidad desarrollada a través de la música” ¿Autor de uno de los capítulos más importantes de la cultura nacional? A este gobierno federal, como los anteriores más recientes, la educación y la cultura es una cuestión totalmente secundaria en términos de las prioridades de las políticas públicas; de ahí la tendencia a la disminución del gasto público en tales rubros, a diferencia del gasto gubernamental en lo militar que tiende a subir. Según datos oficiales, en este año, en proporción al PIB, para cultura fue de 0.0907 por ciento [17 mil 435.79 mdp], mientras que para la milicia fue un poquito más del uno por ciento, un monto de casi 90 mil millones de pesos.

Desfiguros de Aurelio Nuño Mayer al decir que los resultados del Programa Internacional para la Evaluación de los Alumnos [PISA, por sus siglas en inglés] 2015 –que ubican a México en el último lugar de las 35 naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con un estancamiento en el desempeño de los jóvenes de 15 años en más de una década–, demuestran que “no hemos mejorado y tampoco empeorado, y esa es la mejor muestra de por qué se hizo la reforma en la materia”. Cinismos aparte, con toda y la Reforma “Educativa”, ni hemos mejorado y tampoco empeorado, sino todo lo contrario. Nuño Mayer añadió que “mejorar en la calidad de los aprendizajes podría demorar una década”.

Nuccio Ordine –nuestro admirado filósofo italiano, quien es profesor de Literatura Italiana en la Universidad de Calabria– en la segunda parte de su extraordinario libro La utilidad de lo inútil; La universidad-empresa y los estudiantes-clientes, nos habla de la retirada del Estado y de “los efectos catastróficos que la lógica del beneficio ha producido en el mundo de la enseñanza. Martha Nussbaum, en su hermoso libro Sin fines de lucro, nos ha proporcionado un elocuente retrato de esta progresiva degradación. En el curso de la última década en buena parte de los países europeos…, las reformas y los continuos recortes financieros han trastornado –sobre todo en Italia– la escuela y la universidad. De manera progresiva, pero muy preocupante, el Estado ha iniciado un proceso de retirada económica del mundo de la enseñanza y la investigación básica. Un proceso que ha determinado también, en paralelo, la secundarización de las universidades… en los próximos años cambiara radicalmente la función de los profesores y la calidad de la enseñanza”. En el libro Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades, Nussbaum “presenta –dice Paola Llinas– una crítica a las políticas gubernamentales y de las instituciones educativas orientadas al recorte de los presupuestos y programas destinados a las humanidades y a las artes realizado con el objetivo de darle un mayor espacio a aquellos centrados en la formación de contenidos que supuestamente alentarían una mayor prosperidad económica. Cuestionando este panorama, Nussbaum advierte que estas medidas se encaminan a producir una grave erosión en la educación de las cualidades esenciales para la formación ciudadana y la vida en democracia”.

En efecto, es muy cierto lo que plantea Martha Nussbaum, pero en nuestro mundo al revés, como es la Universidad de Guadalajara [UdeG], la cuestión cultural ha adquirido un impulso muy fuerte a partir de las iniciativas del exrector Raúl Padilla López. Pero, todo es apariencia, una simulación de política cultural universitaria, pues toda esa iniciativa tiene el trasfondo de la búsqueda de lucro dentro del marco de la Universidad-Empresa, como dice Ordine. Aquí si hay fines de lucro encaminadas en alfombra roja. Dejemos de lado, por el momento, las pretensiones megalómanas del exrector, presidente vitalicio de la FIL de suceder en el cargo de secretario de Cultura, al finado Rafael Tovar y de Teresa. Por supuesto, sería un gran equívoco político de Peña Nieto si pusiera a este cacique universitario como responsable gubernamental de la política cultural nacional: La Iglesia en manos de Lutero. Por supuesto, todo puede suceder dentro de este gobierno federal que ha hecho virtud de la ignorancia supina en materia educativa y cultural. También dejemos de lado mayores comentarios, por el momento, el desfiguro de Padilla López de conferirle el premio de periodismo cultural Fernando Benítez a Héctor Aguilar Camín, director de la revista Nexos. Esta publicación en estricto sentido no es una revista cultural sino política. Más que nunca es urgente reflexionar críticamente en la UdeG lo que debe de ser propiamente la cultura universitaria. Esta cultura debe estar vinculada a un ethos universitario digno.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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