Bien dicen que en la política no existen las casualidades y la tentación electorera está a todo lo que da. Dos nuevos escándalos de cuello blanco acaparan hoy la atención, casual, a prácticamente tres meses de las elecciones y de nuevo tienen que ver con autoridades de gobierno estatales.
Francisco Javier Cabeza de Vaca y Roberto Sandoval, gobernador y ex gobernador, respectivamente, de Tamaulipas y Nayarit, y con varios puntos en común: ambos de la oposición, uno del PAN y otro del PRI, señalados desde hace mucho tiempo por presuntos delitos graves; y curiosamente, cuando están por arrancar las campañas, se reabren sus expedientes.
Francisco Javier García Cabeza de Vaca acumula casi diez años de señalamientos de presunta vinculación con el crimen organizado. Ha sido uno de los mandatarios más críticos de la administración de López Obrador, desde la trinchera de la Alianza Federalista. Se ha iniciado en la Cámara de Diputados el proceso que podría llevar a su desafuero, decisión que tomará al final del día el Congreso de Tamaulipas, con mayoría panista.
El mandatario tamaulipeco está acusado de delincuencia organizada. Su caso se suma a 30 años de gobiernos locales salpicados por la corrupción y presuntos nexos con el crimen organizado. La DEA lo ubicó en un encuentro que sostuvo en 2012 con Joaquín El Chapo Guzmán y con Genaro García Luna, entonces secretario federal de Seguridad Pública y hoy preso en Estados Unidos. Ahora, los cargos por los que la Fiscalía General de la República (FGR) lo investiga, son: omisión en el pago de impuestos y lavado de dinero.
Simultáneamente, la FGR señala al ex gobernador de Nayarit, Roberto Sandoval, a salto de mata desde hace ya varios meses y a su hija, Lidy Alejandra Sandoval, de tener nexos con el Cártel Jalisco Nueva Generación. Con estas acusaciones, un juez federal ordenó la captura de ambas personas. No es la primera vez que se pide la aprehensión del ex mandatario nayarita. Tiene ficha roja de Interpol, por la posible comisión del delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita supuestamente cometidos en complicidad con su ex fiscal, Edgar Veytia preso en Estados Unidos por narcotráfico. Previamente, la Fiscalía de Nayarit lo denunció por malversación de recursos públicos y ejercicio indebido de funciones. Ni uno ni otro son “hermanas de la caridad”. Tienen muchas cuentas por aclarar.
El salpicadero de escándalos en tiempos electorales no es nada nuevo y han tirado a más de un candidato o partido en sus aspiraciones electorales, Andrés Manuel López Obrador, en 2004; Josefina Vázquez Mota y Ricardo Anaya, en 2018.
Que no se nos olvide nadie, ni los corruptos de ayer ni los de hoy. Si García Cabeza de Vaca y Roberto Sandoval son responsables de los actos por los que se les acusa, que paguen por ello.
Nada de que “son tiempos de zopilotes”, de “politiquerías”, “temporada de caza”. Se hace necesario que también se investigue y en su caso respondan personajes de hoy como Manuel Bartlett, Pío López Obrador, Irma Eréndira Sandoval y Felipa Guadalupe, la prima incómoda.
No ceder a la tentación electorera de hacer públicos videos y expedientes de quien se quiere enlodar.
¿Cómo entender el estado de derecho en un país donde se exige la aplicación de la justicia con fines electoreros? De qué sirve señalar, demandar, perseguir, si a la mera hora solo uno que otro político deshonesto pisa la cárcel, y entre criterios de oportunidad, reparación del daño o procesos amañados, terminan en la impunidad.
@ramirezpaco
