Martha Chapa la gran pintora de origen regiomontano, ha sido una mujer transgresora que se ha destacado al utilizar como firma una manzana, para la artista, "la manzana es el primer nombre de la mujer…"
Amante de la belleza y la espiritualidad, ha utilizado todos sus talentos, en la pintura,
"Pinto con la mayor espiritualidad, con la intención de mi alma, mi corazón y mi espíritu…"
Al pintar su obra, busca mostrar la gran pasión hacia la vida, su compromiso con ella misma, que transmuta en sus pinturas…
"Darnos y entregarnos a través de lo que hacemos, nos venimos a cincelar sin miramientos…"
Criada en el seno de una familia católica, que influyó en su destino, al crecer con valores muy tradicionales, que sirvieron de base para crear una cosmovisión muy diversificada del mundo que la rodeaba.
Su tía Cuquita le descubrió el mundo mágico de la pintura, despertando en Martha el deseo de aprender a pintar.
Desde muy niña tuvo la influencia de su padre, quién le traía bolsas con manzanas y le ayudó mucho en la parte académica, le enseñó el amor a los libros y la cultura, como ella dice: "Me gusta la música, lo sublime y lo hermoso, todas las expresiones del arte, la literatura, escribir…"
Y el contar con una madre de carácter fuerte, impecable, le inculcó una disciplina, que le sirvió para entrenarse a la vida, en todos los aspectos, razón por la cual ha sido escritora, activista social y gran conocedora de las artes culinarias.
Su gran espiritualidad la ha llevado al estudio del budismo desde hace 18 años y ha visitado el Tíbet en varias ocasiones, admirando la paz y las sonrisas de las personas que lo habitan, quienes a pesar de haber perdido a familiares, amigos y maestros, continúan viviendo en armonía y respeto.
Ésta espiritualidad la ha llevado a ver la vida desde otra perspectiva, su gran amor a los alimentos, lo aprendió desde niña con su tías Graciela, le decían Chela y Chanita quién era muy famosa por eenseñar a las jóvenes casaderas a cocinar en Monterrey, de ahí su gran interés por la cocina.
En sus pinturas cada manzana corresponde a una etapa de su vida, la manzana se ha ido transformando, incluso en conjunto, ha creado figuras hechas a base de manzanas, a mí me encanta ver éste juego en su obra.
Ha pintado con tanta pasión y conciencia, que ha regalado su obra a la Biblioteca Magna Raúl Rangel Frías de la Universidad de Nuevo León, creando una sala museo Martha Chapa con más de 250 pinturas.
Además de donar sus pinturas a fundaciones para ayudar, son muchas las asociaciones que han recibido su obra, mediante subastas, rifas o exposiciones, han recabado recursos para seguir ayudando.
Activista social, en conjunto con su gran amiga Ofelia Medina, a la que admira, han ayudado a niños en Chiapas, buscando mejorar las condiciones de vida de los grupos vulnerables en el país.
Comprendiendo el gran alcance de su reconocimiento, lo han puesto al servicio de los demás para ayudar.
Martha Chapa siempre se reinventa.
Y ya está en búsqueda de otra fruta.