Luchar por el famoso 'sueño americano', llevó a Álvaro Enciso, -un colombiano que buscó cumplir su meta de culminar una carrera universitaria-, a participar en una de las guerras más sangrientas de la historia: el enfrentamiento entre Estados Unidos y Vietnam.
Era a mediados de los años 60, cuando Álvaro decidió partir de su país (Colombia) y buscar la oportunidad de estudiar en la universidad. Llegó a vivir con una tía en Nueva York, sin embargo, meses más tarde la pareja de su tía lo corrió de su vivienda.
Álvaro comenzó a vivir en sótanos e inició trabajando como personal de limpieza en centros nocturnos; fue entonces cuando el gobierno de Estados Unidos le envió una carta para partir a Vietnam y ser parte de la guerra.

Álvaro partió en barco hacía Vietnam: "Sabía que podía morir y nunca regresar"
Con nerviosismo, inseguridad y sin saber qué pasaría, Álvaro se trasladó en barco hacía Vietnam, él sabía que todo podía terminar en un país desconocido donde debería defender una nación y sobre todo su vida.
"Me llegó una carta y decía que había sido reclutado. Me dieron un entrenamiento básico para defenderme y fue así que partí en un barco hacía Vietnam. Yo sabía que ahí podía morir y ya nunca regresar", explicó Álvaro a MILENIO.
Su estancia en Vietnam duró 14 meses, pudo sobrevivir a los enfrentamientos donde muchas personas murieron, pero gracias a su habilidad y destreza Álvaro fue de los militares que regresó con vida a Estados Unidos.

Durante toda la guerra, Álvaro siempre pensó en llegar a Estados Unidos y estudiar para culminar su carrera universitaria; a decir de él fue lo que siempre lo mantuvo en pie.
Tras regresar de la guerra, Álvaro inició sus estudios con el dinero obtenido y fue entonces cuando pudo tener una mejor estabilidad en su vida.
'Dónde mueren los sueños'
Años más tarde, Álvaro conoció la historia de muchos migrantes que morían al intentar cruzar la frontera y buscar el 'sueño americano'. Fue cuando él se identificó con los casos, pues comenta que él pudo ser uno de ellos.
Por ello, inició un proyecto llamado 'Donde mueren los sueños', el cual consiste en colocar cruces (hechas por él) en lugares del desierto donde encuentran restos humanos de migrantes.
"Comencé a desarrollar el proyecto, el cual tiene que ver con el engaño del 'sueño americano', esa inquietud que nos trae a muchos a Estados Unidos.

En entrevista para MILENIO, Álvaro dio a conocer el proceso del proyecto, mismo que ya cuenta con muchos años de desarrollo.
Elaboración de las cruces
Las cruces son hechas por él y un grupo de personas: con madera y objetos que olvidan los migrantes en la frontera de Estados Unidos y México, entre los cuales se encuentran peluches, zapatos, celulares, latas, entre otros.
Álvaro y su equipo realizan tres cruces cada semana y las colocan cada martes en zonas del desierto donde hallan restos humanos.

"Comencé a desarrollar un poryecto, el cual tiene que ver con el 'sueño americano', esa idea que nos trae a muchos al país norteamericano.
"Ahora lo hago desde hace muchos años, y colocó las cruces cada martes, todo con ayuda de personas que me acompañan", explicó.

A decir de Álvaro, el proyecto llevó muchos años en consolidarse y tener una estructura sólida, debido a que las primeras cruces era muy inestables y no resistían las temperaturas, vientos y condiciones en el desierto.
Ante ello, decidió hacer las cruces de otro material como lo es la madera, igual el proceso de entierro de las mismas fue diferente y comenzó a asegurarlas mejor en la tierra.
"Así esté lloviendo, haga sol, esté nevando, en las condiciones que sea nosotros siempre colocamos las cruces cada martes, y lo seguiremos haciendo".

Actualemente, Álvaro y su equipo han colocado más de mil 700 cruces en todo el desierto, y aseguran continuarán realizando para decirle al mundo que diario mueren cientos de migrantes al intentar una mejor vida.
Primera cruz en frontera de Estados Unidos y Canadá
Álvaro ha colocado la primer cruz en la frontera de Canadá y Estados Unidos, pues asegura también mueren muchos migrantes en el intento.
"La cruz fue para una mujer que murió ahogada en un río congelado.
"Es posible que mi proyecto se pueda extender a otras fronteras, pero estoy analizando todos los gastos porque todo corre por mi cuenta y no me daría abasto para atender a muchos casos, pues diario suceden diversas situaciones", explicó.

Álvaro comenta que seguirá con su proyecto, sin embargo, con el paso de los años cada vez es más díficil realizarlo, pues actualmente tiene 79 años, y para él complicado caminar entre el desierto, así como las condiciones del mismo.

Actualmente, Álvaro y su equipo reciben ayuda de diversos grupos estudiantiles, así como medios locales, los cuales los acompañan a colocar las cruces de los migrantes que mueren.

"Si vas a tirarte al vacío ten fe, y no vas a tocar el fondo, eso es lo que hice, y siempre recordaré a mis hermanos migrantes y lucharé por ellos", dijo Álvaro.
HCM