Diego Valdés apretó la mandíbula, asintió tras la falla del penal, en el minuto 54 del juego de vuelta de los cuartos de final contra Puebla, sabía que había perdido el duelo con Antony Silva, tenía dos opciones: seguirse lamentando o ir por la pelota y meterse al juego de nuevo. El chileno hizo lo segundo, fue y la colocó en el tiro de esquina le dio vuelta a la acción y estaba dispuesto a jugar, pero vino la repetición del penal.
Valdés no lo pensó, no dudó, tomó la pelota y se plantó de nuevo frente al portero paraguayo, en un momento en el que pudo ceder la pelota a otro compañero y quitarse responsabilidad, él mostró personalidad, porque la presión no es algo a lo que huya, sabe que para eso vino a Coapa, para ser determinante en momentos clave, y lo fue. En el segundo cobró cambió el disparo, ahora fue alto y al otro palo, nada que hacer para Silva.
Diego lo gritó, sabía que ese gol encaminaba al equipo a semifinales, después, en un córner pidió la pelota, Ochoa no salió con él, pero siguió el recorrido hacia el arco contrario, le marcó la línea de pase a Pedro Aquino y en el momento exacto asistió a Zendejas para sellar el pase a semifinales. Una actuación de 10 para el chileno, con gol y asistencia, pero sobre todo una cuota de carácter, justo lo que demanda el número que porta.
A la altura
Diego apenas llegó al club en diciembre pasado, pero en el corto tiempo que lleva en Coapa ya ha dado muestras de sus condiciones, acabó el torneo como el mejor anotador del equipo con 5 anotaciones en la fase regular y ya suma uno en Liguilla, además de que también ha dado cinco asistencias, con lo que su participación ha sido en 11 goles del equipo amarillo.
Y es que esos registros lo han puesto ya por encima de los anteriores jugadores que portaron el 10 en Coapa y que no lograron trascender. Se trata de Sebastián Córdova y Giovani dos Santos, a quienes se les concedió ese número, pero quedaron lejos de llenar las expectativas que siempre genera el jugador que lo porta. No ha sido el caso de Diego, quien desde que llegó al club lo pidió porque se sentía con la capacidad para vestirlo y convertirse en el satélite del equipo.
Valdés registra un 84 por ciento de precisión en los pases que ha dado el torneo (524). Ha jugado 17 partidos, 15 de ellos como titular, lo que habla de una continuidad en su juego, algo que tampoco tuvieron Córdova y Giovani. A Valdés el aficionado azulcrema ya lo ubica como un jugador distinto.
“En lo personal lo tomo muy tranquilo, sé que es un número muy importante en el club, cuando llegué al club fui yo el que pidió ese número, me sentía cómodo y seguro para adquirir ese número, y esperar que nos vaya bien y me voy a preparar al cien para eso. Uno tiene que saber vivir con la presión y tomársela como me la vengo tomando yo, muy tranquilo, sabemos que tiene mucha presión este equipo y está bien, el jugador tiene que estar preparado para eso”, dijo el sudamericano en una entrevista con Milenio-La Afición el pasado mes de febrero.
Paso al frente
La Liguilla es la instancia que demanda la aparición de esos jugadores que son capaces de marcar diferencia, Diego Valdés ya dio un paso al frente en cuartos de final, y en las semifinales el americanismo espera que sea motor del equipo en el eje de ataque. Fernando Ortiz le ha concedido libertad de movimientos; el chileno baja para ser el distribuidor de la pelota y llega con frecuencia al área enemiga desde la segunda línea. Es un jugador que puede asistir a sus compañeros o bien chutar desde la media distancia.
Valdés ya sabe lo que es jugar Liguillas, tiene mucha experiencia en el futbol mexicano al que llegó a Monarcas Morelia y después pasó a Santos Laguna, pero sabe que la gloria deportiva con América sería especial, por ahora, el americanismo sonríe cuando se le menciona el nombre de Diego Valdés, porque ahora sí tienen un jugador que lleva el 10 y, hasta hoy, no se ha achicado en los momentos clave
MGC