Una realidad que se vive en la actualidad en el tema del trastorno por déficit de atención (TDA), o con hiperactividad (TDAH), según reconoció Sandra Meza Cavazos, coordinadora de Neuropsicología de la Facultad de Psicología (FaPsi), de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), es que hay una tendencia de poner en duda la opinión del clínico.
Además de una negación, que lleva incluso a que los padres de niños con este padecimiento tarden mucho en aceptar el diagnóstico, con lo cual, dijo, se pierde tiempo en el tratamiento del pequeño.
“Hay mucha desinformación, a pesar de la facilidad de acceder a ella hoy en día, la gente sigue hablando muy a la ligera, no toma en cuenta el poder de sus palabras, hasta compañeros profesionistas siguen pensando que el trastorno por déficit de atención no existe.
“Que es resultado de un ambiente poco amoroso, de padres que no se interesan por sus hijos, de exceso de tecnología, y la realidad es que no es así”, enfatizó.
Según la especialista, hay cifras de que el TDA ha aumentado un 43 por ciento, pero consideró que ese número se queda corto.
Por género, detalló, es más frecuente el TDA en niñas, y con mayor prevalencia el TDAH en niños.
Y, agregó, cada vez hay más estudios que permiten demostrar que el cerebro de una persona con TDA con o sin hiperactividad se comporta diferente al cerebro de una persona “normal”.
“No se vale que en este momento la gente todavía siga dudando de la existencia del trastorno por déficit de atención.
“Y la consecuencia es que hay niños que no reciben el tratamiento de manera oportuna y comienzan a tener una serie de dificultades, ya no solo en lo académico, que es casi siempre donde se descubre, ya que los profesores están más sensibles con el tema y piden más el diagnóstico”, destacó la especialista.
Nunca desaparece, pero se controla
Cuando surgen trastornos de neurodesarrollo como el trastorno por déficit de atención siempre existirá una correlación con un factor neurobiológico, aseguró Juan José Galván Galván, catedrático de la FaPsi.
Esto se ve manifestado directamente en el comportamiento que se tiene en la escuela, en la casa, y en las relaciones sociales de las personas.
Pero si se profundiza, se puede encontrar otro tipo de situaciones que van muy alejadas de un problema atencional.
Sobre todo, señaló, porque en este cuadro clínico las zonas cerebrales que se ven alteradas son las frontales, que tienen que ver directamente con la capacidad de autorregulación, de tomar decisiones, de anticipar resultados, de planear.
“No deja de existir, es un cuadro clínico que desde la infancia nos acompaña hasta la edad adulta, nunca desaparece, pero se controla”, indicó.
Falta de concentración
No es capaz de poner atención minuciosa a los detalles o comete errores por descuido en los trabajos escolares; le cuesta permanecer concentrado en tareas o juegos.
Dificultades
Tiene dificultades para seguir instrucciones y se enfrenta con problemas para organizar tareas y actividades.